Aprendiendo a dominar la lenguaMuestra

“Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, este es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!”
Santiago 3:2-5 (RV60).
Las palabras tienen un tremendo poder
Pueden levantar o derribar a una persona. Nuestras palabras pueden nutrir y construir, o pueden destruir; pueden sanar o pueden herir; pueden tener un efecto terapéutico, o pueden resultar tóxicas.
Las palabras constituyen una valiosa herramienta, por eso el rey Salomón nos exhorta a usar la palabra con gracia, empatía y amabilidad, buscando un impacto positivo. “La lengua apacible es árbol de vida;” (Proverbios 15:4a). De allí la exhortación de Salomón a usar una palabra sazonada con cortesía y consideración.
Ahora, usar la palabra en forma adecuada para edificar a otros requiere cultivar el corazón, pues comunicamos de lo que tenemos dentro de nuestro corazón; tal como lo expresó Jesús de Nazaret: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Lucas 6:45 (RV60). Por eso es importante cuidar con qué alimentamos nuestro corazón: qué leemos, qué vemos por televisión, qué buscamos en internet, con quién nos relacionamos.
Llegar a dominar nuestra lengua es un desafío, tal como lo expresa la Biblia: “Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!” Santiago 3:5 (RV60).
Si nuestras palabras bendicen, consuelan, edifican, animan a otros y dan testimonio de un corazón compasivo y lleno de la palabra de Dios. Si a menudo compartimos las buenas nuevas acerca de Cristo, demostramos un corazón que está agradecido por nuestra propia salvación. Pero si mentimos, ofendemos, chismoseamos, demostramos un corazón malo.
Escritura
Acerca de este Plan

La manera en que manejamos la lengua es un gran indicador de cómo están nuestros corazones ante Dios. La Biblia enfatiza en que lo que decimos es una indicación precisa de lo que hay en nuestro corazón. Si escuchamos con atención las palabras de una persona, podemos también escuchar lo que hay en su corazón.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/
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