[Grandes Versos] Siete «Quien» Del Libro De Los SalmosMuestra

¿Quién eres tú para ser amado por Dios?

Debe haber sido una noche clara en Palestina cuando David miró hacia el cielo lleno de estrellas. Humillado por lo que vio en el cielo (nada en la creación te humilla tanto como la grandeza de las estrellas), se preguntó por la obra de las manos de Dios. Se preguntó por la gloria y la grandeza de Dios reflejada en el cielo nocturno. Se preguntaba cómo un Dios tan grande podría ocuparse por nosotros.

¡Si David supiera la mitad de todo eso! Si David hubiera tenido una verdadera comprensión del tamaño del universo, si hubiera tenido alguna idea de que existen miles de millones de galaxias, cada una con miles de millones de estrellas, ¿cuánto más sorprendido estaría?

Si tomaras un puñado de arena, recogerías alrededor de 10 000 granos de arena. Son muchos granos de arena. Piensa en toda la arena de todas las playas alrededor de todo el mundo y toda la arena en todos los desiertos de nuestro planeta. ¿Cuántos granos tienen? ¡Ese es un número inmenso! Ahora piensa en cómo hay más estrellas en el cielo que granos de arena en nuestro planeta. De hecho, hay diez veces más estrellas en el cielo que granos de arena en la tierra.

Cuando contemplamos el tamaño de nuestro universo, nuestras mentes se tambalean. El Dios que creó todo eso, con su mero mandato, es tan grande. Él es, de hecho, sin ningún límite a su grandeza y poder. Él es el Dios infinito. Pero ¿cómo puede un Dios tan grande cuidar de los seres humanos? ¿Cómo podría un Dios tan grande notar a esas extrañas criaturas que viven en un pequeño planeta, en una galaxia mediana? Dios, ¿de verdad te fijas en mí? ¿Eres consciente de mí? ¿Te preocupas por mí? Toda la Biblia grita: «¡Sí! ¡Mil veces, sí!». De hecho, David continúa diciendo:

Sin embargo, lo has hecho un poco más bajo que los seres celestiales y lo has coronado con gloria y honor. Le has dado dominio sobre las obras de tus manos; has puesto todas las cosas bajo sus pies (Salmos 8:5–6).

Dios nos ha otorgado dignidad, majestad, gloria y honor. Dios nos ha dado autoridad sobre la tierra, sobre los animales como las aves y los peces. Llevamos la imagen de Dios. Reflejamos su gloria. Él ha puesto eternidad en nuestros corazones. Viviremos para siempre. Nos referimos tanto al Dios infinito que envió a su propio Hijo eterno para llegar a ser uno de nosotros, para que él pudiera morir en una cruz y ganar nuestra salvación. Tan grande es el amor de Dios por nosotros. Tan grande es el amor de Dios por ti. Retrocede y aprecia.