NoéMuestra

Dios es DIOS

Noé es uno de los miembros prominentes del «Salón de la Fe» del capítulo 11 del libro de Hebreos. Noé es nuestro ejemplo porque agradó a Dios al hacer todo lo que Dios le pidió.

Hebreos 11 quiere que sigamos el ejemplo de los héroes de la fe, como Noé. Pero nos dice que no podemos agradar a Dios sin antes reconocer que Dios es verdaderamente Dios. Debemos creer que «él es».

Estamos invitados a creer que Dios es realmente DIOS. No es un genio en una botella que podamos invocar cuando necesitamos ayuda, o un San Nicolás inofensivo que reparte golosinas. Es un Fuego consumidor y una Ayuda siempre presente en tiempos de necesidad. El Soberano Creador de Todo, quien se convirtió en el Siervo de Todo, él es la Definición misma del Amor.

El amor es paciente; el amor es amable; el amor no tiene envidia. No es jactancioso; no es engreído; no hace nada indebido. El amor no es egoísta, no se deja provocar y no lleva un registro de las ofensas sufridas. El amor se regocija en la verdad y la justicia.

Nosotros no definimos a DIOS. DIOS nos define. Si queremos tener una fe digna de un galardón conforme a Hebreos 11, tenemos que someternos a Dios como él es, no como nos gustaría que fuera.

Si no creemos que Dios es DIOS, entonces no tendrá sentido buscarlo diligentemente. Tendrá mucho más sentido buscar diligentemente nuestro propio camino. Si no vemos a Dios como DIOS, nos inclinamos a tener la actitud de que «buscar a Dios puede estar bien para otros, pero yo sé lo que es mejor para mí». Sin embargo, solo Dios conoce y procura lo que más nos conviene. Necesitamos buscar su voz.

La sabiduría y la recompensa comienzan con esto: con reconocer a Dios. Si vamos a construir un arca con base en sus especificaciones, tenemos que comenzar confiando en él como Creador, Diseñador y Sustentador del universo. Debemos reconocer que, si construimos un arca de acuerdo con sus especificaciones, nos dará como resultado lo mejor para nosotros.

Padre, reconocemos que nuestra vida y toda la creación que nos rodea demuestra tu bondad. Creemos que tú nos amas y tus pensamientos por nosotros son de paz y no de mal, para darnos un futuro y una esperanza. Gracias por amarnos tanto que nos hiciste tus hijos e hijas a través de la vida, muerte y resurrección de Jesús. ¡Aleluya!