Guía Mis Pasos, SeñorMuestra

Un Paso más

Nuestras vidas son un conglomerado de pasos. Cada nuevo día es un paso más. Cuando visualizamos la vida de esta forma es como si nos acomodáramos a una agenda que nos hace sentir organizados y tranquilos. Por el contrario, cuando nuestro tiempo futuro se amontona en nuestra mente como una montaña de eventos de los que no tenemos control, la ansiedad entra por la puerta ancha y comienza a hacer de las suyas en nuestro corazón.

Jesús, conociendo los terribles efectos que pueden ocasionar las preocupaciones e imaginaciones del mañana, nos dejó un importantísimo consejo que sería sabio escuchar y ponerlo por obra: “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” Mt. 6:34

Generalmente, cuando nuestra mente sale del presente y se monta en el tren del futuro, no lo hace acompañado de la fe y la esperanza. En nuestra maleta llevamos pensamientos tales como, y si no puedo, y si esto no sale como pienso, y si pasa lo peor, y si no es tan bueno como pensaba, y si fracaso, etc. Este es un escenario en el que al maligno le gusta que estemos. De ese modo nuestra mirada se desvía del Señor y se centra en nuestra impotencia para lidiar con todo lo que está por venir.

Nuestro Padre celestial nos ama y su promesa para nosotros sus hijos es que todo obra para bien de los que amamos al Señor. Rom. 8:28 No quiere decir esto que no hagamos planes para el futuro, que no nos organicemos para el día de mañana o que no pensemos en cosas más allá de nuestro hoy.

Realmente lo que el Señor nos dice es que descansemos en Él porque Él tiene cuidado de nosotros. Cuando vienen a nosotros las preocupaciones, que queramos o no, por algún lado van a llegar, tenemos la oración. Estando consciente de que esto es así, Pablo nos aconseja: “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.” 1 Ped. 5:7

Cuando oramos le contamos al Señor lo que nos inquieta y nos turba, Él nos escucha. Recordemos la gran angustia de Jesús en el Getsemaní por lo que iba a padecer, no olvidemos que Él conocía Isaías 53. Jesús hizo lo que debemos hacer todos los que somos hijos de Dios, ir al Padre en oración.

Hoy es un paso más, y hoy tenemos la ayuda y la guianza del Señor. Hoy Él nos conforta y nos alienta, hoy nos da nuevas fuerzas así como hace nueva para nosotros su misericordia. Y confiemos, porque mañana Él también estará con nosotros.