En Jesús Yo SoyEjemplo

Semana 3 - Día 4

En Jesús soy Ciudadana del Cielo

Lectura:  Efesios 2:19, Filipenses 3:20

Devocional: Filipenses 3:20

"Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo” 

Cuando se trata de nuestra identidad, somos mucho más que nuestro nombre. A menudo describimos a alguien incluyendo su edad, su color de pelo, el trabajo que realiza, el idioma que habla y el país del que procede. Estos detalles nos ayudan a formar una imagen en nuestra mente para poder tener una comprensión compartida de quién estamos hablando, o para ayudarnos a identificar más fácilmente a alguien si lo conocemos por primera vez. 

A lo largo de este estudio podemos ver que la identidad que Dios nos da es muy diferente de la forma en que el mundo nos describe, y eso es una buena noticia. Dios nos dice que somos Sus hijas, escogidas, amadas y perdonadas. Y cuando creemos en Jesús como nuestro Salvador, también se nos da una nueva ciudadanía en el cielo. 

La forma en que el mundo define quiénes somos crea separación y división entre nosotras. Hace que nos comparemos, compitamos y pensemos en nosotras mismas más que en las demás. La identidad que Dios nos da es siempre una invitación a la inclusión y a la unidad. Cuando formamos parte de la familia de Dios, todas podemos llamar al cielo nuestro hogar. Su amor se extiende a todas Sus hijas, y se nos identifica no por nuestros logros o historias de éxito, sino por la forma en que nos amamos unas a otras. 

En Jesús, somos ciudadanas del cielo. Podemos confiar en la esperanza que tenemos en Él, en que es nuestro Salvador y en que volverá algún día. Hasta que llegue ese día, en que podamos estar con Dios por la eternidad, la carta de Pablo a los Filipenses nos anima a mantenernos firmes en nuestra fe. Mantente firme en lo que Dios dice que eres, vive una vida que dé buenos frutos y traiga gloria al reino de Dios, y ama bien a los demás. 

Oración

Dios, gracias por darme un nuevo comienzo cuando perdonaste mis pecados, y por darme una nueva identidad, un nuevo hogar y una nueva esperanza. Te pido que mi vida sea un reflejo del amor que me has mostrado para que otros puedan un día reclamar su hogar para siempre en el cielo contigo. Amén.