Lucha y Triunfo: Plan Devocional OlímpicoMuestra

"Con fortaleza y dignidad" Missy Franklin irrumpió en la escena internacional a la joven edad de 17 años. En su último año del colegio secundario, ella contribuyó a batir dos récords mundiales y regresó a casa con cinco medallas - cuatro de oro.

Contratos de publicidad, cantidad de admiradores y un lugar en el equipo de natación de la Universidad de California en Berkeley, la vida parecía fácil para Missy. Si ella hacía el esfuerzo de entrenar, veía la recompensa a la hora de competir.

Pero en el Campeonato Pan Pacífico en Australia en el 2014, las cosas empezaron a cambiar. En una de sus sesiones de entrenamiento, sufrió un espasmo en su espalda, dejándola congelada.

«Recuerdo vívidamente cuando sufrí los espasmos en Australia», ella dice. «No sabíamos cómo iban a sacarme de la piscina y llevarme a casa poque no me podía mover.»

No solo sufrió dolores extremos, ella comenzó a preocuparse pensando que su cuerpo no iba a responder a lo que lo había entrenado hacer, que sus fuerzas no iban a ser suficientes para sostenerla, físicamente ni emocionalmente.

«Nunca antes había atravesado algo así,» recuerda Missy. «Creo que fue la primera ocasión en mi vida donde tuve que abrir mis manos, y literalmente, entregar todo a Dios, porque me sentía que 'no me quedaba nada más.'»

Ahora, con sus ojos fijos en Rio, ella está aprendiendo que no puede controlar todo - tiene que aprender a confiar en Dios, a apoyarse en sus amigos y familia, ya sea que rinda a la altura de sus capacidades o no.

Dentro de sus antiparras brillantes, se puede leer una pequeña inscripción: «Con Fortaleza y Dignidad.» Estas cuatro palabras sirven como recordatorio para Missy que hay vida fuera de la piscina, y que su valor no depende de su rendimiento como atleta.

«Es fácil ganar ´con fortaleza y dignidad´; es fácil tener éxito ´con fortaleza y dignidad´ », dice. «Es difícil estar decepcionado ´con fortaleza y dignidad´; es difícil perder con ´fortaleza y dignidad´.»

Missy está aprendiendo a vivir su identidad en Cristo y a comportarse de una manera consistente con su fe, sin importar como termine en la carrera. Ella se puede ver a sí misma, no solo como una atleta de alto rendimiento, sino como una querida hija de Dios.

«Puedo hacer lo que amo, pero un día no voy a poder nadar más», dice. «Un día voy a terminar, me voy a retirar, y el deporte no va a tener un lugar tan importante en mi vida, como lo es ahora, y quiero tener una base. Quiero asegurarme de estar desarrollada en todas las demás áreas de mi vida para poder seguir haciendo una diferencia y poder seguir viviendo mi vida de la manera en que Dios quiere que la viva.»

Preguntas: ¿Respondes con "fortaleza y dignidad" cuando las cosas no salen como esperabas? ¿Cómo puedas crecer y creer que tu valor no está basado en tu rendimiento?

Oración: Gracias, Señor, por las oportunidades que me has dado para usar los talentos que me diste. Ayúdame a verme de la manera que me ves Tú--- imperfecto, pero amado perfectamente por Ti. Quiero responder "con fortaleza y dignidad" cuando las cosas no van como yo quiero, y confiar en que Tú tienes el control de mi futuro.