LA FE TODO LO PAGA

En aquella época, en que nos donaron el parque extremo y las rampas para los deportistas, me vino una gran preocupación, y esto, debido a que no tenía un lugar en donde ponerlo a funcionar. Yo quería un sitio que solo había nacido en mi imaginación, pero a pesar de esto, salí a buscarlo.

Después de algunas horas de caminar y buscar arduamente, encontré una bodega muy grande, pero no era para rentar, sino para la venta. Aún así, no me importó, y llamé para averiguar. El hombre que me contestó estaba de mal humor, o al menos, esa fue mi impresión, pues, lo primero que me dijo, fue "La bodega no se arrienda, se vende".

Seguí caminando, y metros más adelante me encontré a un gran amigo y le comenté lo que estaba buscando. Un lugar donde ubicar la iglesia, pero que al mismo tiempo sirviera de parque de deporte extremo, comedor comunitario para niños, escuelas de arte y danza, y muchas otras cosas que tenía pensadas. Logré notar que mi amigo reaccionó un tanto asombrado, pero más fue mi asombro, cuando me dijo que conocía un lugar que podría ser el perfecto para este sueño. De inmediato él me llevó al lugar, y oh sorpresa que era el mismo lugar al cual yo había llamado minutos antes. Así que le expliqué que yo ya había dado el primer paso llamando, y que al parecer no era el lugar indicado, ya que lo estaban vendiendo y no arrendando; sin embargo, me dijo que no me preocupara, porque al día siguiente, él me presentaría con el dueño y lo demás, no era para afanarnos.

Efectivamente llegó el momento de reunirme con el dueño. Tengo que decir, que no fue nada fácil, pues, ante cualquier persona yo era un don nadie, sin dinero, posesiones, ni cuentas bancarias, pero eso sí, con un gran sueño. Entable una conversación con el dueño de aquel lugar, y le di a conocer mi sueño de tener un lugar diferente para servir a Dios.

Terminamos llegando a un acuerdo de dinero; sin embargo, le hice la propuesta más loca que se me había pasado por la cabeza, a fin de que él me entregara el lugar cuanto antes, y tres meses después, yo le pagaría. Es decir, que yo recibiera las llaves del lugar para ese fecha, o sea en Noviembre, pero el primer pago sería en Febrero. La verdad yo no tenía dinero en ese momento, pero estaba seguro que Dios proveería.

Cuando el hombre escuchó eso, miró a su esposa y ambos se comenzaron a reír, y obviamente no era para menos, después de haber escuchado semejante locura. Transcurrieron tal vez tres minutos, y el hombre me dijo: "Listo, está bien. Nos vemos en Febrero" Ahí me entregó las llaves del lugar. Y yo solo pude pensar, Dios es bueno. Ese día entendí que para Dios no hay nada imposible, y que la fe, todo lo paga.