El Hombre Que Dios EnvióMuestra

El llamado de Dios

La Biblia dice: «Dios envió a un hombre, Juan el Bautista, para hablar de la luz para que todos creyeran por su testimonio» (Juan 1:6-7). Ese es en realidad el nombre de este plan devocional: «El hombre que Dios envió». Juan el Bautista vivía en el desierto, dormía en el suelo, comía langostas, parecía un ser salvaje. Él estaba totalmente dedicado a preparar el camino para el Mesías.

Dios ha llamado a muchos de nosotros como llamó a Juan el Bautista. Dios envió a este hombre y él fue. Él me envió, y yo fui. Jesús, al final del Evangelio según Marcos, dijo a sus discípulos: «Id por todo el mundo y predicad la buena nueva a toda criatura» (Marcos 16:15). Dio lo que se conoce como la gran comisión. Ese es un llamado a todos los cristianos, a todos los creyentes.

Dios hace llamados a nuestras vidas; por eso fuiste creado. Dios llamó a algunos de ustedes a ser padres. Algunos están llamados a ser luz en el trabajo, ya sea que trabaje como abogado o en el consultorio de un médico. Otros están llamados para servir en otro país, o para hacer sándwiches, ayudar a los pobres o predicar. ¿Has respondido al llamado de Dios? ¿Estás viviendo la vida para la que él te creó?  

Satanás puede realizar juegos mentales contigo. Él estaba jugando con mi mente mientras armaba este plan devocional. Literalmente le estaba diciendo a mi esposa que ni siquiera sabía si debería estar enseñando la Biblia. Quiero decir, puedo organizar un concierto mientras duermo, trabajar en la producción, promocionar el proyecto, realizar llamadas, puedo hacerlo todo el día. Pero armar un estudio bíblico, sentarse en silencio para escuchar la voz de Dios sin distraerse con cualquier cosa, eso es una pesadilla. Satanás dice: «Amigo, apestas. Ni siquiera puedes leer. Tropiezas con todas tus palabras. Eres tonto. No puedes hacer esto». Le dije: «Tienes razón, no puedo. Tengo un nivel de lectura de quinto grado. Tartamudeo cuando hablo rápido. Estoy nervioso, incluso aterrorizado. Todo lo que sé es que Dios me llamó y obedezco».

Recibes el llamado de Dios y obedeces. A medida que avanzas por fe, Dios se encuentra contigo en cada paso. A veces estás en una situación desesperada antes de darte cuenta de que Dios está allí contigo. No puedes quedarte cómodo cuando se trata del llamado de Dios. Vivimos por fe, no por vista. Incomódate. Vive tu llamado.