Llegaron Ya...Muestra

Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.

Los magos luego de llegar donde estaba el niño abrieron delante de Él sus tesoros. Estos tesoros representan algo más que metales valiosos o dinero, simbolizan nuestros logros personales, nuestros dones o aquello que amamos profundamente, lo dieron todo.

El deseo de estos hombres era adorar al Rey de los Judíos y así lo hicieron. Uno de los principios de esta enseñanza es que no viajaron de lejos para pedir por un favor o un milagro. No vamos a Dios con el deseo de recibir algo, Dios nos dio a Alguien, su hijo, en Él está todo lo que necesitamos. Cristo es el Tesoro de la parábola del tesoro escondido, tesoro por el cual un hombre que al encontrarlo vendió todo lo que tenía porque había hallado al Tesoro más preciado.

Adorar no es solo cantar en la iglesia o cuando nos reunimos, adorar es vaciarnos de todo y de todos, es entregar hasta lo que a nuestros ojos es de alto valor, es entregar nuestra coronas delante del trono y del Cordero.

Dios le revelo a David el modelo de adoración del cielo, modelo que luego le seria revelado a Juan en Apocalipsis (revelación). Pero los magos volvieron vacíos a sus hogares, se despojaron del peso físico que traían en su viaje para volver llenos de una presencia espiritual que no tiene comparación.

Abrir el cofre de nuestros tesoros delante del Tesoro que es Cristo, es adoración, es sumergirnos en un rio de amor y devoción, es nadar en aguas profundas, es salir de la orilla y presentarnos ante Dios sin una lista de peticiones o deseos personales sino que me entrego con palabras de profundo amor a Él. Es celebrar por haber encontrado El tesoro y saber que soy suyo como la amada le expresa al Amado en Cantar de los Cantares.

Luego de salir delante de la presencia del niño, les fue revelado en sueños el camino por el cual debería regresar a su tierra. La adoración genuina tiene su impacto en el cielo, nos revela el camino que debemos tomar, pero para que suceda debemos rendirnos por completos y sin reservas a Dios.