Una honra mayor.

¿Sabías que la Biblia tiene un mandamiento que se adjunta a una promesa? (Lee Mateo 19:19)

Iniciemos…

En la etapa de mi adolescencia no respetaba a mi madre, la veía como una enemiga. Entendía que todo lo que ella me corregía era para molestarme y fastidiarme, y esto se debía a que no entendía la importancia de la honra. Hablar de honra no es nada más que el respeto, admiración, retribución, gracia, estima y gloria, pues así se deriva del hebreo kabôd.

En Efesios 6:2-3 Dice que Honres a tus padres para que tus días sean largos en la tierra y te vaya bien. Esta es la promesa que Dios le hace a aquellos que honran a sus padres.

Ahora bien, quizás tú que estás leyendo esto tengas algún resentimiento en contra de tus padres porque en tu niñez te abandonaron, porque fuiste violada por tu padre quizás, porque no te criaron, porque no te educaron o porque nunca estuvieron presentes. Sin embargo, por muy duro que suene esto, no es excusa para dejar de honrarlos. Sí, quizá muchas cosas muy malas pasaron con ellos y contigo pero puedo asegurarte que no eran ellos en el momento de hacerte ese mal. Puedo asegurarte que el mismo diablo los indujo y fueron demonios operando a través de ellos. No te dejes engañar y comienza a aplicar aquellas cosas que desde días anteriores Dios ha ido trabajando contigo y hoy vuelve a hacerte énfasis en el perdón. Perdónalos, porque fueron las personas escogidas por Dios para traerte al mundo, y a pesar de lo malos que puedan ser para ti, por un propósito él los escogió.

Actualmente mi mamá está pasando por un proceso de enfermedad y al imaginarme un día sin ella comprendo el valor que se le debe de dar a los padres. Comencé a actuar de forma que, lo que hago, tiene que ver más con mi amor hacia ella que por mí. Trabajo desde casa debido a que su condición pulmonar progresiva limita su cantidad de aire. Compartir con los demás fuera de mi casa en ocasiones se vuelve limitante por tener que cuidar de ella, pero, ¿sabes qué? No hay absolutamente nada que se salga de las manos de Dios, ni tampoco hay absolutamente nada que él no sepa, así que esto aconteció para que yo comenzara a tomar en cuenta el primer mandamiento con promesa: HONRAR a mis padres.

Con toda libertad, y con la autoridad delegada por Dios al permitirme escribir este plan para compartirlo contigo, te invito a pensar lo siguiente:

-¿Qué me limita honrar a mis padres? Si no honro a mis padres terrenales que veo, ¿cómo podré honrar a mi Padre celestial que está en el cielo que aún no he visto?