Marcas De AmorMuestra
Desde ¿Cuándo?
Recuerdo aquella víspera de navidad en casa de mi abuela, preparando todo para disfrutar ese tiempo de fiesta y celebración con familia y amigos. Como niña al fin recuerdo haber jugado muchísimo antes de que todos los invitados llegaran y justo cuando me tocaba mi turno para bañarme y alistarme, a mis 9 años, me resbalé en la bañera, me caí y me hice un gran golpe que comenzó a sangrar. Me dolió mucho y mi reacción inmediata fue llorar y llamar a mi mamá. Mi pierna estaba llena de sangre, pero luego del susto del momento, entre mi mamá y algunos familiares lograron curarla. Ese golpe fue uno de los múltiples golpes que me hice de niña, pero siempre lo recuerdo por la particularidad del día. Aún tengo la cicatriz en mi pierna derecha de aquel golpe que me recuerda aquella víspera de navidad.
¿Recuerdas algún golpe en tu vida y los detalles del momento exacto? Creo que sin temor a equivocarme la respuesta podría ser ¡Sí!
De igual forma hemos sufrido por golpes en nuestra vida que no fueron a nuestro cuerpo físico y no nos ocasionaron el sangrar en nuestro cuerpo, pero sí en nuestra alma. Golpes que pueden tener nombres como abandono, injusticia, humillación, traición o cualquier otro.
Estos al igual que el golpe físico causan mucho dolor y requieren tiempo y cuidados para ser sanados.
Como te mencioné antes, cuando me hice aquel golpe mis respuestas fueron 2 de manera inmediata: llorar (por el dolor y el susto), y llamar a mi mamá.
Cuando has recibido un golpe a tu alma, a tu interior, es necesario que reconozcas que te duele y que recurras a la persona correcta para ser curado.
El identificar desde cuándo estamos heridos es importante. Muchas veces queremos ocultar ese golpe por miedo, temor, orgullo o cualquier otra razón, pero hoy quiero que entiendas que es necesario reconocer que fuiste lastimado, que esa situación te dolió, que no esperabas ese golpe y que necesitas ayuda para poder ser sanado.
En la cruz y antes de llegar al Calvario, Jesús sufrió este tipo de dolor también; sus discípulos lo abandonaron, lo traicionaron, fue víctima de una injusticia, de vergüenza, deshonra y maldad, pero lo extraordinario es que él lo identificó y corrió a la presencia de su padre. Allí en el Getsemaní le habló a Papá. Allí le presentó su dolor y se levantó para entonces enfrentar con valentía y con amor todos los golpes físicos que sufriría en su cuerpo.
Hoy quiero invitarte a no mostrar indiferencia, a no negar que desde “x” periodo de tiempo estás lastimado, a reconocer e identificar desde cuándo lo estás para que puedas allí acercarte y llamar al mejor sanador de la historia; a Jesús.
El siempre está dispuesto a llegar a ti porque te ama, te comprende y desea tu bienestar. Quiero invitarte a llegar a Aquel que tiene los mejores recursos y la sabiduría para tocarte en ese lugar que estás herido de manera que luego solo puedas ver la cicatriz y no la herida y puedas continuar caminando de manera exitosa.
Escrituras
Acerca de este Plan
Hoy en día podemos ver el resultado de diferentes marcas o cicatrices en la vida de una persona en los resultados que tiene. Muchos pueden ser negativos, pero a través de esta lectura deseo que pienses en que no todas las marcas son adversas. Cada golpe que padeció Jesús fueron para marcarnos con su amor. Hoy "contagia" al mundo con el Amor de Aquel que nos amó primero; Jesús.
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Nos gustaría agradecer a Mendith Gonzalez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://mendithgonzalez.com/