Marcas De AmorMuestra

Me toca a mi

Aun recuerdo que de pequeña me gustaba escribir mi nombre y hacer dibujos en la arena cada vez que visitábamos la playa. Siempre trataba de hacerlos justo en el borde de la orilla por la textura y firmeza de la arena mojada, pero a la vez, me enojaba cuando veía lo poco que duraba mi diseño porque alguna ola rompía justo allí y los borraba.

Quizás has vivido experiencias que se han borrado rápido de tu memoria o recuerdos porque sencillamente otra circunstancia de la vida llegó de manera inesperada, o quizás has tenido otros que han permanecido por más tiempo.

Muchas veces no nos damos cuenta de que el movimiento de nuestra vida puede causar marcas en otras personas o diluir también sus diseños. Examina hoy cómo estás influyendo o marcando la vida de quienes te rodean.

Al igual que las marcas de Jesús, debemos provocar marcas de amor, cargadas de perdón, de amistad, marcas que sanen y no provoquen daño.

No es lo mismo mirar una cicatriz causada por un bisturí, o sea por una cirugía que posiblemente te salvó la vida o te ayudó a sanar, que la cicatriz provocada por un golpe.

Se han realizado estudios que sugieren que personas que han experimentado alguna forma de violencia o abuso tienden a convertirse en un futuro abusador. No es la mayoría de los casos, pero sí un alto porciento. Es por esto que es necesario experimentar la sanidad por el sanador por excelencia para que de esta forma lo que hoy podamos causar sean marcas de vida, marcas de bendición y para que hablemos palabras sazonadas con el amor de Dios en nuestros corazones.

Cuando esta es nuestra realidad podemos entonces duplicar este efecto sanador.

Es importante que como portadores del amor de Dios y del sello de esa redención sobre nuestras vidas, así mismo podamos ser los encargados de bendecir, de sanar y de provocar acciones de bien que marquen la vida otra persona.

Creo que pequeñas acciones pueden causar grandes consecuencias. Un saludo, una sonrisa, un detalle entregado con sinceridad y amor pueden hacerle el día a otra persona.

Hoy te invito a convertirte en un agente de alegría, un agente de bendición, que tenga la capacidad de marcar y hacer la diferencia para BIEN en la vida de alguien más.

Que podamos sellar esa otra herida y podamos limpiarla para permitirle ser cubierta con el oro (como Kintsugi). Que el amor de Dios en tu vida sea contagioso. Que el fruto del Espíritu Santo fluya en tu vida para bendecir, para cuidar y ser los mejores embajadores de Dios aquí en la tierra.

¿Qué acciones diferentes realizarás hoy?