Encontrando a PapáMuestra

Mi abuela es una joya de mujer con un amor por los pájaros. Puso justo afuera de su ventana un alimentador rojo que parecía tenía Kool-Aid adentro. Ella se sentaba por horas y veía los colibríes volando sobre el alimentador a disfrutar del jugo. Un día, mi abuelo me regaló una pistola de balines y bueno… ustedes saben como termina la historia. Por suerte, fallé mis dos primeros disparos antes de escuchar la puerta y mi abuela gruñir, “Luke Timothy Cunningham.” Siempre que me llaman por mi segundo nombre y mi apellido, yo sé que estoy en problemas. Es una combinación que tienen un contexto muy definido, me van a nalguear.

En la Biblia, hay un nombre reservado para conocer a nuestro Padre Celestial. La palabra en griego es Abba. Los Judíos reservaban esta palabra para la más honorable expressión de Papá. Mientras continuamos en nuestro viaje de encontrando a papá, encontrar a Abba es el camino a una relación. La palabra aparece en tres pasajes bíblicos y nos dan un nuevo entendimiento de nuestro Padre Celestial.

En Marcos 14:36, Jesús está sintiendo el peso de su crucifixión. El confiesa que su alma está llena de aflicción y por eso se separa y busca a Dios a solas. En ese momento de miedo, ansiedad y agonía, Jesús exclama, “Abba Padre” Él pide no tomar esa copa amarga, pero termina con una promesa espiritual que revive nuestras almas, “no sea lo que yo quiero, sino lo que Tú quieres.” Acercándonos a la realidad de uno de los momentos más difíciles de su vida, Jesús dice, “Padre, sin importar lo que pase, confío en ti.”

Mientras comenzamos a descubrir a nuestro Padre Celestial, una de las verdades con las cuales nos vemos confrontados es con su confiabilidad. Tenemos un Papá en quien podemos confíar. Él promete nunca dejarnos. Su presencia siempre está con nosotros. Las heridas de tu padre terrenal pueden causar señales de alarma cuando usamos la palabra padre y confianza en la misma oración, pero la verdad es que nuestro Padre Celestial ya redimió la confianza que creemos está perdida. ¡Tienes un papá y puedes confíar en él!