Reparación Requerida: Guía Para Reparar Relaciones RotasMuestra
Tres excusas para no reparar una relación.
En cada conflicto relacional, hay alguien a quién culpar. Nos gusta pensar que no somos nosotros, nunca. Cuando las cosas van mal, tratamos de arreglarlo, y desafortunadamente, tendemos a empeorarlo. Nos sentimos frustrados; nos cerramos porque nos sentimos excluidos. Entonces, generalmente caemos en poner una de estas tres excusas:
1. "No me importa." Esta excusa no engaña a nadie, ni siquiera a ti. Es lo que dices sobre algo que, de hecho, te importa profundamente. Cuando dices que no te importa (pero realmente te importa), esa energía irá a alguna parte, muy probablemente a otra relación, preparándote para que la historia se repita.
2. "Ya lo intenté". ¿Alguna vez has dicho: “Se acabó" sobre una relación o persona? El problema con “Se acabó" es que nuestro objetivo debe ser no arrepentirnos y mantener la puerta abierta. Cuando dices “Ya lo intenté” o “Se acabó”, estás cerrando la puerta.
3. "¡No fue mi culpa!" Esto puede ser cierto, pero no viene al caso. La reparación comienza con nosotros, independientemente de quién haya iniciado el alboroto.
Pero, tanto amó Dios al mundo que envió a Jesús y se movió en nuestra dirección. Y Él nos invita a hacer lo mismo los unos por los otros.
Para asegurarnos de que no usamos el comportamiento de otra persona como excusa para desconectarnos del proceso de reparación, Jesús nos hace una pregunta difícil. “¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?” (Mateo 7:3)
En otras palabras, ¿por qué estás tan concentrado en lo que hicieron, aunque tú no puedes hacer nada al respecto, en vez de estar dispuesto a reconocer tu parte, sobre la cual sí puedes hacer algo?
A lo que normalmente respondemos: “¡Es que ellos no tienen una astilla en su ojo!” Y contamos la historia: “Él me mintió”, “Ella fue grosera conmigo” o “Me dejaron”.
O respondemos: “Claro que yo no tengo una viga en mi ojo”. Pensamos que puede que no seamos perfectos, que no hayamos comenzado la discusión, ¡la otra persona lo hizo! Claramente, nada de esto, o muy poco, es culpa nuestra.
Pero Jesús nos hace otra pregunta. "¿Cómo puedes decirle a tu hermano: 'Déjame sacar la astilla de tu ojo', cuando todo el tiempo hay una viga en tu propio ojo?" (Mateo 7:4) El punto de Jesús es que ponemos las cosas fuera de orden.
Primero tenemos trabajo que hacer en nosotros mismos.
Escrituras
Acerca de este Plan
Reparar relaciones es una habilidad que debe ser aprendida. Si bien no tenemos el control para reparar por completo todas las relaciones, podemos esforzarnos y hacer todo lo posible para vivir sin arrepentimientos.
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Nos gustaría agradecer a VIDAIN, North Point Ministries, AEDI por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: La vida es complicada. Nosotros queremos ayudarte.