Ver a DiosMuestra

Eleva tu mirada

La rutina de la vida que se va dando de día en día, en cierta medida nos hace sentir cómodos y confortables. Hacer lo que acostumbramos así como hacer frente a lo común y ordinario, es para muchos de nosotros un escenario fácil de manejar y confortable. No obstante, esa comodidad puede llevarnos a una actitud conformista en la que apenas levantamos la vista al cielo, el lugar donde encontramos lo extraordinario.

Por tanto, es bueno y necesario que saquemos la vista de nuestra cotidianidad y enfoquemos nuestra mirada en la grandeza de nuestro Dios. En Job 9:10 encontramos estos versos que expresan dicha realidad, “Él hace cosas grandes, incomprensibles, y maravillosas, sin número.”

Esa es una verdad que trasciende lo terrenal, que eleva nuestras vidas sobre lo rutinario y nos mantiene en contacto con la majestuosidad del Dios a quien servimos. Vayamos por un momento a ese lugar de fe del rey David en el que se maravilló de la obra de Dios. Él comienza diciendo: “¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos.” Sal. 8:1

A pesar de todas las situaciones que le acontecen como rey, como persona, como padre, David se separa de esa visión terrenal para exaltar la gloria de Dios. Una gloria que reconoce desde su débil humanidad. David, con gran fascinación y asombro, dice: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?” Sal. 8:3-4

Es normal que vivamos nuestras vidas en el marco de lo cotidiano, pero no es sabio mantenernos en ese espacio terrenal, como si fuese lo único que importase. No, nosotros que hemos conocido al Dios eterno y verdadero, debemos trascender nuestros espacios rutinarios, para elevarnos a esos espacios en los que nuestra fe se fortalece y nuestra alma se deleita.

Quiero compartir con ustedes la oración de los levitas registrada en Nehemías 9:5-6 “Levantaos, bendecid a Jehová vuestro Dios desde la eternidad hasta la eternidad; y bendígase el nombre tuyo, glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza. Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.”

Esa pausa que hicieron en sus vidas para ver a Dios y reconocer su majestad y su poder, es un ejemplo para nosotros. Hagamos ese alto cada día en nuestras vidas. Levantemos nuestros ojos y detengámonos a mirarle y a exaltarle. Vivamos asombrados de su gloria.

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Agradecimiento especial al pastor Jonathan E. Riddering por su colaboración en el arte gráfico.