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"Jesús te puede sanar"

El pecado, la desobediencia a Dios, es una enfermedad. Una enfermedad espiritual que produce muerte espiritual; una enfermedad cuya afectación se va proliferando a través de una cantidad de pecados producto de la rebeldía que ejerce la carne, deleitándose en todo lo perverso, oscuro y repugnante ante los ojos de Dios.

Es sencillo de comprender: cuando alguien está en desobediencia a Dios, está en contra de todo lo que Él ha establecido, desea y ama. Sin embargo, cuando alguien es establecido en obediencia divina por medio de Jesucristo, la perseverancia por todo lo bueno que produce el Espíritu, empieza también a producir en el espíritu, el deleite por todo lo bueno, justo, recto, santo y digno de alabanza.

Jesús te puede sanar, Él te perdona y su perdón puede producir en ti una transformación que hará que tu vida en todas las áreas, sea alineada a los diseños y principios divinos establecidos por Dios. Todo deseo pecaminoso es destruido por el poder del Espíritu Santo; no hay nada que le quede grande a Jesús. Él puede darte libertad. Él te puede sanar del pecado y por su poder puedes producir en tu espíritu toda buena obra alineada a la voluntad celestial.

Una vez que puedas experimentar ese encuentro real con Jesús, tu vida no será la misma; esos pecados que cometías dejarán de tener poder sobre ti, dejarás de practicarlos porque una vez mueras y resucites en Cristo Jesús, aborrecerás todo lo que hacías en contra de la voluntad divina de Dios. Ya no amarás más tu carne, por el contrario, la vas a detestar; entonces, ni el homosexualismo ni el lesbianismo ni ninguna otra aberración sexual u otro pecado al que estabas acostumbrado será una práctica fácil de ejercer para ti. Tú cambiarás pero no lo harás solo, porque no se trata de ti y porque no está en tus propias fuerzas; tendrás el poder que te llevará a dejar la oscuridad y empezarás a vivir como hijo de Luz y lo que es santo y justo será tu deleite.