Tú No Me MandasMuestra

DESDE EL CORAZÓN

Todos tenemos una o más emociones que compiten por el control de nuestro comportamiento. Como adultos, hemos aprendido a manejar nuestra conducta, pero Jesús nos invita a ir más allá de simplemente monitorear cómo nos comportamos, y comenzar a monitorear lo que sucede dentro de nosotros.

Aprendamos más del relato de Mateo sobre sus experiencias con Jesús.

Jesús estaba con sus apóstoles.

Se acercaron a Jesús algunos fariseos y maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén, y le preguntaron:

—¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los ancianos? ¡Comen sin cumplir primero el rito de lavarse las manos! - Mateo 15:1–2

La tradición de los ancianos incluía una regla no escrita sobre un ritual de lavado que debía hacerse antes de comer.

Jesús respondió: “—¿Y por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios a causa de la tradición?”. - Mateo 15:3

Jesús señaló su hipocresía.

¡Hipócritas! Tenía razón Isaías cuando profetizó de ustedes: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas”. - Mateo 15:7–9

Se reunió una multitud y Jesús dijo:

“Escuchen y entiendan. Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella.”- Mateo 15:10–11

Los discípulos le pidieron a Jesús que explicara.

"¿También ustedes son todavía tan torpes? —les dijo Jesús—. ¿No se dan cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina? Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona.”. - Mateo 15:16–18

Estar contaminado es estar en desacuerdo con Dios. Estás en desacuerdo con Dios cuando lo que sale de tu boca te pone en desacuerdo con las personas que Dios ama. Y lo que sale de tu boca se origina en tu corazón. Todo comienza con un pensamiento.

“Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias”. - Mateo 15:19

Cuando el evangelista Marcos registró la misma conversación, agregó otras cosas que Jesús mencionó: avaricia, malicia, engaño, envidia, arrogancia e insensatez.

Éstas son las cosas que contaminan a una persona, poniéndola en desacuerdo con Dios. ¿Omitir un elaborado ritual de lavado antes de comer? Eso no te va a poner en desacuerdo con Dios. Las tradiciones religiosas y los rituales pueden ser importantes y significativos para nosotros, pero no son un medio por el cual mantengamos a Dios feliz y satisfecho. Necesitamos mejorar en controlar nuestros corazones para que nuestras emociones no nos dirijan.

Las emociones no pueden ser nuestro jefe. Los seguidores de Jesús ya tenemos un jefe, un jefe mucho mejor que la ira, la envidia, la codicia o la lujuria. Jesús nos dijo:

“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso”. - Mateo 11:28

Jesús te da algo que esos jefes inferiores nunca te pueden dar: descanso.

“La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.” —Juan 14:27

Con la paz que ofrece el mundo, solo tienes paz cuando todo está bien por fuera. Jesús te da paz por dentro, incluso cuando las cosas no están tan bien por fuera.

“Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma”. - Mateo 11:29

Jesús estaba diciendo: Sígueme. Déjame ser tu jefe y te daré paz interior. Yo te daré descanso.

REFLEXIÓN:

Todos los días, las personas más cercanas a ti están experimentando lo que sale de tu corazón. ¿Qué emoción compite por el control de tu vida? ¿Ha afectado tus relaciones de alguna manera?

ORACIÓN:

Dios, quiero la paz que solo Tú puedes traer. Enséñame a entender y manejar mejor mis emociones.