Hacia La Gloria - Cap. 1 "El Verbo Hecho Carne"Muestra

Una lámpara encendida.

¿Qué es lo que trae luz a nuestra vida? ¿Qué es aquello que ilumina nuestro caminar?

Muchos son los que se esfuerzan para que sus vidas brillen o resplandezcan, y para eso es común ver cómo ponen el empeño haciendo algo por alguien, o por uno mismo; realizamos salidas o viajes, anhelamos crecer profesionalmente, alcanzar nuevas metas a nivel estudio, ayudar a otros, cuidar nuestros cuerpos, crecer económicamente. Todas estas cosas y más, parecen que tienen un resplandor fugaz.

Cuando carecemos de esto, o cuando vemos que su chispa no perdura, empezamos a darnos cuenta de la necesidad real que tenemos. Entonces vale la pena preguntarnos, ¿por qué entonces, esta luz se apaga o va perdiendo su resplandor?

Juan el Evangelista, también tomó otra de las formas en las cuales Jesús eligió darse a conocer, al decirnos: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres".

Una buena pregunta para hacernos hoy es: ¿Cuál es la vida que tiene Jesús para ofrecerme y que trae luz verdadera a mi vida, y no tan solo pequeños chispazos? Los griegos tenían 3 términos para pensar en la palabra VIDA.

Para referirse a los asuntos que integraban la vida física, utilizaban BIOS; pero debemos aclarar que Jesús no vino a darnos ese tipo de vida, ya que todos la tenemos por igual, y debemos ocuparnos de cuidarla en tanto y en cuanto este a nuestro alcance, pero sabiendo que en ella no hay luz.

Cuando hablaban de los asuntos referidos a la vida del alma, usaban el vocablo PSYQUE, de donde surge la palabra psicología. El alma es el centro de nuestras emociones, pensamientos y decisiones. Jesús nos lleva a poner especial atención en su cuidado, como leemos en Marcos 8:36, donde nos dice: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma?”. Los judíos consideraban al alma y al corazón (no el físico) como ideas equivalentes, por lo que Salomón escribe en Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada (es decir, en la que inviertes tiempo, esfuerzo, pensamientos), guarda tu corazón (o alma), porque de él brota la vida". Tan valiosa es nuestra alma, y Dios nos manda a tener especial cuidado sobre ella, ya que fácilmente podemos descuidarlas y terminar perdiéndola. Pero aunque fuera tan valiosa, la vida que ofrece Jesús no es esta… sino es una vida que puede afectar en plenitud a nuestra vida física y la del alma.

Al decirnos que “en él estaba la vida”, nos referimos a otro vocablo usado por los griegos, el cual es ZOE. Su traducción sería LA VIDA QUE TIENE DIOS EN SÍ MISMO. Por lo tanto, en Jesús está la vida de Dios en sí misma, y esta vida de Dios que está en Jesús es nuestra luz.

No es la religión la portadora de luz, sino una persona: Jesús. No es lo que yo haga con mi vida física, ni lo que trabaje con mi alma; no son mis pensamientos, ni mis emociones lo que terminarán trayéndome luz, sino que solo es Jesús.

Pero, alguno puede preguntarse, ¿cómo es que puedo hacer para que esa luz llegue a mi ser?

En Proverbios 20:27 nos encontramos con una imagen que nos ayudará a respondernos esta última pregunta; allí dice: “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre...”. Una lámpara no es nada más que un artefacto preparado para recibir luz; no la posee en sí misma esa fuente de energía, sino que la necesita y la recibe para iluminar. Nuestro espíritu es lámpara de Dios, especialmente preparado para recibir la ZOE, es decir, la vida de Dios, quien viviendo en nosotros pasa a ser definitivamente lo que produce luz verdadera en nuestras vidas, iluminando todo nuestro ser; nuestro espíritu, nuestra alma y nuestro cuerpo.

Por lo que debemos decirle a Dios, que deseamos darle lugar en nuestro corazón a Jesús, que es vida y luz para nuestro ser, y así por Su presencia en nuestra vida, brille Él en nosotros. Que mi espíritu esté siempre dispuesto a relacionarse con Jesús, de tal manera que Su luz, es decir, Su vida, invada más mis pensamientos, sentimientos y decisiones, que se manifieste en mi cuerpo.

SEÑOR, QUE MI VIDA BRILLE EN TI, POR TI Y PARA TI; TRAYENDO LUZ VERDADERA A TODO AQUEL QUE ME RODEA.