Hacia La Gloria - Cap. 1 "El Verbo Hecho Carne"Muestra
Una vida que testifica.
Muchas cosas que realizamos cada día, parecen ser que funcionaran casi en piloto automático. La vida cristiana también puede ser que siga esta pauta, formando buenos hábitos, asistiendo a reuniones, programando actividades, realizando ciertos servicios con el fin de testificar, de dar a conocer a Dios por medio de las actividades que realizamos.
Pero al leer la porción bíblica de hoy, nos detendremos a pensar juntos en la siguiente pregunta: ¿En qué consiste realmente el ser testigo?
En el Evangelio de Juan 1:6 al 8 leemos: “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz".
Tomemos nota de algunos principios valiosos al examinar nuestra forma de testificar.
En primer lugar, ¿dónde empieza mi testimonio? Leíamos “Hubo un hombre enviado de Dios...”. No fue Juan el Bautista quien se envió a sí mismo. Todo testimonio empieza en Dios, y en una relación personal y cotidiana con Él. No hay testimonio si no hay relación con Dios, ya que ningún testigo se envía a sí mismo.
En segundo lugar, si Dios me envía debemos preguntarnos: ¿para qué me envía? Juan fue enviado “...para que diese testimonio de la luz...”. Como meditábamos en nuestro anterior encuentro, si nosotros somos lámpara de Dios, Jesús es el que pone luz a nuestra vida; pero el propósito no es que yo brille, sino que Él brille en mí. En esto mismo consiste entonces el ser testigo, y Juan el Bautista lo entendió perfectamente bien.
En tercer y último lugar, ¿para qué somos hechos testigos y enviados por Dios a testificar? Es común que muchos crean que dar testimonio es la finalidad que tenemos los cristianos en nuestras vidas, pero Dios nos revela cuál es Su propósito al constituirnos como Sus discípulos y enviarnos a testificar; “…a fin de que todos creyesen por él".
Esta expresión es reveladora. Para darnos cuenta de esto, veamos primero qué es lo que no nos dice:
- No dice que todos creyesen por la actividad que realizamos en la iglesia, o los sacrificios que hacemos, o el servicio que dedicamos, ya que es posible realizar todas estas cosas y no testificar.
- Tampoco dice que todos creyesen por el mensaje que damos en una reunión, o cómo hablamos el domingo al predicar; ya que también es posible hacer todo esto y tantas cosas más, buscando brillar uno por encima del Señor.
Lo que sí dice es que “...todos creyesen por Él”, es decir, por Su vida. Nuestra vida es más importante de lo que hagamos y digamos, ya que la clave de testificar no esta justamente en esto, sino en lo que Dios hace en nosotros al tener una relación personal con Él.
Testificar es dar a conocer. Una buena pregunta para hacernos entonces es: ¿Qué es lo que estoy dando a conocer a aquellas personas que me rodean con frecuencia? ¿Me doy a conocer más a mí o a quien vive en mí?
SEÑOR, ENTIENDO QUE DAR TESTIMONIO DE TI TIENE QUE VER CON LA URGENTE NECESIDAD QUE TENGO DE QUE TÚ CREZCAS EN MÍ PARA QUE YO MENGÜE.
Escrituras
Acerca de este Plan
Dios ha pensado en cada uno de nosotros desde la eternidad misma, es por eso que en esta primera entrega te invito a que puedas conocer un poco más a Jesús. Y, así comenzar a caminar junto a Él hacia la gloria que tiene preparada para cada uno de nosotros.
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Nos gustaría agradecer a Adrián Hoffmann por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/adriannicolashoffmann/