Aprender a depender de la gracia de Dios

"Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Corintios 12:9-10).

A través de sus debilidades, Dios hizo que Pablo dependiera completamente de Su gracia y de Su poder, pero todo fue para bien. La continua –incluso forzada– dependencia de Pablo de Dios lo hizo más fuerte de lo que hubiera sido si sus revelaciones lo hubieran hecho orgulloso y autosuficiente.

Muchos de nosotros pensamos que la verdadera madurez cristiana se produce cuando llegamos a un punto en el que somos algo “independientes” de Dios. La idea es que nos comportemos tan bien que no necesitemos depender tanto de Dios día a día, momento a momento. Esto de ninguna manera es madurez cristiana. Dios deliberadamente diseñó circunstancias debilitantes en la vida de Pablo para que estuviera en constante y total dependencia de la gracia y el poder de Dios.

Muchas personas anhelan el día en que la vida cristiana se vuelva “fácil”. Esperamos un momento en el que las principales luchas con el pecado queden atrás y pasemos a cosas más grandes y mejores sin mucha lucha. Ese día es una ilusión. Si el propio Apóstol Pablo experimentó constantemente la debilidad, ¿quiénes somos nosotros para pensar que lo superaremos?

De hecho, la ilusión de fuerza e independencia deja a alguien en una posición más débil.

G. Campbell Morgan hizo la siguiente observación: “No hay nada que obstaculice más la obra de Dios que el cristiano altivo y orgulloso”

Alan Redpath describió a la persona que Dios puede utilizar: “Dios trabaja a través del hombre que ha sido limpiado y transformado, cuya vida ha sido vaciada delante del Señor hasta que es irremediablemente débil, para que ninguna carne pueda gloriarse en Su presencia”.

Invitación: Toma un tiempo para evaluar tus expectativas de la vida cristiana: ¿Pensabas que sería diferente? Encomienda hoy tus decepciones y debilidades al Señor, y recibe u fuerza.

Basado en el Comentario Bíblico de Enduring Word de David Guzik.