Él Sana Nuestras HeridasEjemplo

Un toque milagroso

Los cuatro evangelios presentan la vida de Dios encarnado aquí en la tierra, que es nuestro Señor Jesús. Mateo presenta la vida de Jesús para la audiencia judía. Lucas se refiere a los gentiles, y Juan, desde una cosmovisión un tanto “personal”, presenta al salvador que murió por nosotros para darnos vida eterna. Pero falta uno que es Marcos, este presenta a Cristo de manera práctica. Si te fijas, es el evangelio con menos capítulos, pero con más demostración debido a la importancia que se la da a la mención de Jesús haciendo. Su capítulo 5 contiene anécdotas muy interesantes. Es por eso por lo que queremos compartir contigo la historia de esta mujer de fe, que se le dio la oportunidad de dar un toque milagroso.

“Fue, pues, con él, y lo seguía una gran multitud, y lo apretaban” (Mc. 5:24).

¿Con quién fue Jesús? Aquí se está hablando que iba de camino a la casa de Jairo, un dignatario de la sinagoga, porque su hija estaba muriendo. No es sorpresa saber que Cristo busca ayudar a la gente de dicha comunidad y todo el mundo por amor a la humanidad, pero, imagínate caminar con el Rey del universo a la puerta de tu casa. ¿No te sentirías privilegiado? Cualquiera pudiera haberse sorprendido. Quizás otros piensen que Jesús movía sus pies hacia la casa de Jairo porque ese hombre tenía un buen puesto social o religioso. Si fuera así, él nunca hubiera ido a la casa de Lázaro, Marta, y María (Jn. 12:1-2), y para no irnos tan lejos, si Jesús hubiera hecho las cosas por beneficios sociales, no hubiera elegido a 12 hombres pobres y despreciados para cambiar el mundo (excepto Mateo, que era cobrador de impuestos), cabe destacar que Judas no fue elegido por el Maestro. Jesús decide caminar con nosotros no importando la cantidad de problemas que tengamos en nuestras vidas.

Recuerda esto: El salvador no mueve sus pies por beneficios terrenales, sino por propósitos eternos. Estaba por pasar algo que cambió la historia, “pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía y de nada le había servido, antes le iba peor” (Mc. 5:25-26). El problema no es gastar nuestro tiempo o dinero, sino en qué o quién lo gastamos. La mujer del flujo de sangre duró 12 años enferma porque no supo acudir al lugar correcto o a la persona correcta, pero Jesús siempre llega cuando es necesario.

Lecciones dentro de este devocional:

• Jesús decide caminar con nosotros no importando la multitud de problemas que tengamos en nuestras vidas.
• El problema no es gastar nuestro tiempo o dinero, sino en qué o quién lo gastamos.
• El salvador no mueve sus pies por beneficios terrenales, sino por propósitos eternos.
• Jesús siempre llega cuando es necesario.

- Richard Paredes.