Amor a los demás.

Alguien me preguntó ayer algo muy interesante: ¿En qué basas el amor que das? Mi respuesta fue muy directa e inmediata: Lo baso en que para amar a otros primero debo de amarme a mí misma (grave error). La razón por la que amamos a los demás no es por cómo nos amamos a nosotros sino porque Dios nos amó y por eso nosotros les amamos.

Permíteme desatar este trabalenguas o enrede. El versículo de “Amar al prójimo como a ti mismo” a veces lo mal interpretamos, en el original la esencia o la interpretación de este versículo se deriva a que no hagamos a otros lo que no nos gustaría que nos hiciesen. Porque, si vamos a hablar de amor, no somos una fuente de dónde sale el amor. Nosotros tenemos amor debido a que Dios es amor y está en nosotros. Me pregunto: En caso de no amarnos lo suficiente entonces, ¿esto le daremos al prójimo?

Quizás en este punto del devocional te estarás preguntando: Pero, ¿qué tiene que ver el amor al prójimo o el amor a los demás con las conexiones desiguales? Es simple, el hecho que alguien no te acerque a Dios, no comparta tus mismas creencias o vaya en dirección contraria a ti no significa que es un motivo o razón para aborrecerlo. El hecho que te guíes por la verdad y otros no, no te da derecho y autoridad para juzgarlos y señalarlos. ¡Ten cuidado! Porque esa no es la intención de Dios para con nosotros, Su intención es que en medio de esas diferencias o desigualdades, esa luz que Él puso en ti también sea compartida con alguien más. Es muy fácil amar a aquellos que nos caen bien, que nos hacen favores o que de alguna manera son cercanos a nosotros. Pero, ¿qué hay de aquellos que nos lastiman, que nos hieren, que nos aborrecen, que nos humillan y que nos insultan? Ellos también necesitan recibir de nuestro amor porque ellos dan de lo que tienen pero nosotros tenemos que impartir lo que somos.

Si has leído anteriormente uno de nuestros planes te habrás dado cuenta de que hay retos que debemos hacer para cumplir con la finalidad del día.

Reto:

En el dia de hoy, quiero que pienses en esa persona que no siempre te trata bien y que te cuesta amar. O, en esa persona que decidiste perdonar pero no sientes amor por ella sino más bien que deseas que le llegue a pasar todo lo que te ha hecho a ti. Quiero que ores, primero pidiéndole a Dios para que la bendiga, para que todo lo bueno le acontezca y para que Él nunca le falte, y en segundo lugar ora para que el amor que Dios te otorga, a pesar de tus errores, sea el mismo amor con el que pueda tratar a esa persona. Hazle un gesto de amor y si tienes que volver a pedirle perdón hazlo aunque no hayas sido tú el del error.

Oración: Padre gracias por tanto, por guiarnos, hablarnos, direccionarnos y sanarnos el corazón. No queremos simplemente leer este día sino también aplicar cada una de las cosas que Tú nos instruyes en este plan. Que podamos reflejarte siempre a través de nuestras acciones y que los demás vean quién Tú eres a través de nosotros, que Tu fuente inagotable de amor nunca falte en nosotros para así poder amar de la misma forma como lo haces Tú. Perdónanos si hemos tenido una idea egoísta de solo amarnos nosotros mismos y olvidamos que el prójimo también necesita de nuestro amor. Perdónanos si hemos querido dar de algo que es carente en nosotros porque no te tenemos a Ti como la fuente, guárdanos y cuídanos, Señor, porque en Tus manos estamos.

En el nombre poderoso de Jesús. Amén