José: hijo de David, siervo obediente

Por Gabi Bemis

"Pero, cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a María por esposa" (Mateo 1:20-24 NVI).

La historia del nacimiento de Jesús conlleva complejidades tanto de relaciones humanas como de emociones que son demasiado profundas para pasarlas por alto. Para un personaje en particular, la noticia del embarazo de Maria fue tan impactante que produjo un gran conflicto en su interior. Mientras José yacía profundamente dormido, abrumado por la confusión y contemplando lo que vendría en el futuro, el Señor le habla a través de un ángel, cuyo mensaje redirigió el curso del corazón de José, y si lo permitimos, hará lo mismo con el nuestro.

Cuando el ángel se le apareció a José, María (su prometida) estaba embarazada, y José sabía que él no era el padre. Durante ese tiempo, el compromiso entre los judíos eran una ceremonia formal, un acto simbólico que prometía a la mujer para un determinado hombre. Un compromiso consideraba al hombre y a la mujer como casados ante Dios, por lo que ser infiel a su prometido era visto como adulterio.

A medida que José reflexiona sobre qué pasos dar, se revela su noble carácter. En lugar de actuar apresuradamente por enojo asumiendo que María le habia sido infiel, busca proteger su reputación divorciándose de ella en secreto. Hacer esto no la llevaría a la vergüenza pública, sino que la enviaría de vuelta con su familia, donde todavía tendría protección social y económica. El peso de la decisión de José encuentra una respuesta más notable. El ángel habla con José y afecta dos aspectos principales: su identidad y sus emociones. Y así, en esta historia, su mayor necesidad es revelada y satisfecha.

Las primeras palabras del ángel son: "José, hijo de David". Al decir esto, el ángel le recuerda a José la nobleza de la que proviene (la del rey David), el linaje en el que nacería el Mesías. El linaje de José sería el que daría a luz al Elegido de Israel que gobernaría y restauraría la nación.

El ángel también habla de las emociones de José cuando le dice que no tema. La palabra griega utilizada aquí para el miedo es phobeó, que significa, "ser presa del terror; temer hacer algo por miedo al daño físico”. José necesitaba que sus emociones se calmaran y que se levantara el peso apremiante de sus decisiones. Las palabras del ángel traen claridad y dirección a su confusión, porque le aseguran a José el propósito de Dios en lo que estaba sucediendo. Quizás lo más significativo es cómo el apóstol Mateo enlaza las palabras del ángel.

Mateo hace referencia a una profecía de casi 800 años de antigüedad, dada por primera vez por el profeta Isaías durante el reinado de Acaz, rey de Judá. En lugar de pedir a Dios por su liberación contra la amenaza de la invasión enemiga, el rey buscó ayuda en otras naciones. El profeta le recuerda al pueblo de Judá que llegaría un día en que Dios daría una señal; una virgen daría a luz a un hijo, y Su nombre sería Emanuel,Dios con nosotros.

Mateo destaca lo que José y cada uno de nosotros necesitamos desesperadamente más que nada: tener la presencia de Dios en nuestras vidas. Necesitamos una relación con Dios, y esto solo fue posible porque Jesús vino a estar con nosotros. Dios es fiel para aparecer en nuestros momentos más difíciles, y cuando lo hace, nos muestra quiénes somos realmente. Él aquieta nuestros corazones, guía nuestro camino y, sobre todo, restaura nuestra relación con Él.

A través de un nacimiento como ningún otro, Dios entró al mundo para estar cerca de nosotros. La historia de José nos recuerda que Dios no está demasiado lejos para escucharnos cuando nos encontremos llenosde temor. Por el contrario, nos muestra lo lejos que puede llegar Él para estar contigo y conmigo.

Pausa: ¿Qué significa para ti el nombre Emanuel? ¿Dónde necesitas experimentar la cercanía de Dios en tu vida hoy?

Practica: Reserva un tiempo intencional para pasar con Dios. Medita en Isaías 7:14 y pídele a Dios que te permita sentirte más cerca de Él y de Su presencia.

Ora: Jesús, gracias porque Tu nombre significa "Dios con nosotros". Tu nombre revela que Tu corazón está en una relación cercana conmigo. Señor, despierta mi corazón para desear Tu presencia cada vez más, porque eslo que necesito más que nada en este mundo. Espíritu Santo, ayúdame a ser consciente de la presencia de Dios en mi vida cotidiana para que otros puedan ver Su gloria en mí. Amén.