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Dios es mi Padre

DÍA 4 DE 7

Un Padre compasivo

Cuando estudiamos el Salmo 103 nos damos cuenta cuán compasivo es el Señor con los que le temen, como lo es un padre con sus hijos. Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro.

Que nuestra alma y nuestro ser canten al Dios vivo, al Padre eterno, compasivo y misericordioso, porque nuevas son cada mañana Zus misericordias. Él es tu Padre y puedes disfrutar de Su presencia en tu vida.

Aquí varios motivos más para amarle, alabarle y honrarle:

  1. Es clemente y compasivo. Por nuestros continuos desatinos necesitamos de Su misericordia y compasión.
  2. Lento para la ira y grande en amor. Su ira manifiesta Su justicia, pero Su amor es tan grande que nos permite refugiarnos en él.
  3. Hay cosas que Él no hace. Dios no permanece enojado, no guarda rencor para siempre, Él no nos trata como lo merecemos por el pecado ni nos paga conforme a la multitud de nuestras maldades.
  4. Tan grande es Su amor por los que le temen, como alta es la distancia del cielo a la tierra y aún más.
  5. Siempre me perdonará. Por la obra de Jesucristo y como respuesta a mi arrepentimiento me perdonó, alejó de mí el pecado, como lejos y extremos están los puntos cardinales y aún más.
  6. Es tan compasivo con los que le temen y los trata como Sus hijos, con amor porque sabe que somos polvo.

Querido amigo/a te invito a que alabes y bendigas con todo tu ser Su Santo nombre y no olvides ninguno de Sus beneficios.

¡Qué maravilloso, extraordinario e insuperable es nuestro Padre!

Oremos juntos:

Padre, hoy aprendo y recuerdo que puedo ir a Ti ante cualquier circunstancia, pues Tú eres el vencedor. Corro a Ti y me rindo ante Tu amor. Gracias Padre, porque sabes que soy barro y cada día me muestras Tu amor, misericordia y bondad. Hoy no olvidaré ninguno de Tus beneficios, caminaré en el temor Tuyo, te alabaré con todo mi ser. En el nombre de Jesús, mi Señor, amén.

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

Dios es mi Padre

Una identidad saludable se forma a partir de una paternidad restaurada. Toda persona que por fe ha nacido de nuevo necesita conocer a Dios como su Padre. Ser consientes de nuestra identidad como hijos de Dios nos ayudará a salir victoriosos de cualquier batalla y nos conectará con nuestro propósito eterno y diseño divino. Te invito a que en los próximos siete días experimentes un encuentro con la paternidad sanadora de Dios y puedas decir con total seguridad: ¡Dios es mi Padre!

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Nos gustaría agradecer a Willians Vélez por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.casaespiritual.org/