Venir al aposento altoMuestra

Ven al aposento alto y sé consolado

Es uno de los misterios de la existencia humana que algunas veces en los momentos más sombríos pueden pasar cosas maravillosas. Un hijo herido en el hospital hace que unos esposos dejen de discutir y vuelvan a estar juntos, una amenaza mortal para una empresa detiene las disputas del personal y hace que el espíritu de equipo regrese, un hijo es arrestado y de repente tiene tiempo y oídos para el consejo de un anciano.

En el aposento alto a oscuras donde Jesús comió Su última cena de Pascua con Sus discípulos, las lámparas de aceite parpadeando, escucharon duras predicciones del Maestro sobre el sufrimiento y las persecuciones por venir. Pero también escucharon conmovedoras palabras de consuelo de Aquel que sabía que saldría victorioso en tres días: “Ya no los llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; yo los he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, se las he dado a conocer a ustedes” (Juan 15:15).

¿Hay un término o nombre que puedas desear o ser más deseable que ser llamado amigo de Jesús? A Jesús le costó Su vida darte ese estatus. Puedes usar esta insignia cada vez que ores y a través de Cristo el Padre te escuchará. Puedes usar esa etiqueta cuando entres en la corte el día del juicio, y el juez te absolverá inmediatamente porque todos tus delitos han sido borrados de tu registro.

Dilo con gratitud y orgullo. ¡Soy amigo de Jesús!