Volviendo a la IntimidadMuestra

Jesús, nuestro ejemplo de intimidad.

Cuando estudiamos la vida de Jesús en el nuevo testamento, podemos ver que había un hábito de Jesús que continuamente se repetía: “Se apartaba a lugares solitarios a orar”. Cuando Jesús vino al mundo, lo hizo en forma de hombre, pero también era Dios, 100% hombre y 100% Dios. Me llama la atención que, aun siendo el Hijo de Dios, el Mesías, el Verbo, El cordero de Dios, se apartaba a lugares solitarios a buscar a su Padre en oración. ¡La Biblia nos habla de que Jesús pasaba noches enteras orando! ¡Wow! Esto sí que desafía mi vida de oración.

La oración construye la relación

La única manera de mantener una relación viva y apasionada con alguien es constante comunicación. La comunicación es la base de toda relación, y en nuestra amistad con Dios, la oración es el medio de comunicación que tenemos con Él. Entonces, cuánta más oración, mayor relación. No estoy hablando de que tienes que ir a orar y encerrarte 24 horas a hablar con Dios. Todo se trata del corazón y las intenciones con la cual oramos y lo buscamos. Los fariseos en los tiempos de Jesús hacían largas oraciones, sin embargo, Jesús nos enseñó que no es la cantidad lo que mueve al Padre sino la calidad. Tampoco estoy diciendo que no es necesario pasar largos tiempos de oración, creo que esto es una gran experiencia, pero eso debería llegar naturalmente como resultado de una constante comunicación con Dios.

Lugares solitarios

Es interesante ver que Jesús se apartaba a lugares solitarios, no dónde estaban los discípulos o dónde había gente. Porque son en esos lugares dónde no hay distracción en dónde podemos enfocar toda nuestra atención en lo que estamos haciendo. Empezar cada día conectados con Dios en intimidad, escuchando Su voz nos prepara para lo que se viene durante el día, nos pone en una posición de humillación y alerta para obedecer y servir a Dios. Hoy quiero animarte a que puedas inspirarte en Jesús, y así como el tenía una intimidad con el Padre, tú también puedas desarrollarla en tu vida.