Volviendo a la IntimidadMuestra

Solo una cosa es necesaria.

Todos estamos buscando en esta vida nuestro verdadero norte. Todos estamos buscando esa luz que alumbre nuestros corazones y nos dé claridad y propósito. Creo que hay muchas maneras de buscar el propósito de nuestras vidas, como estudiando en qué somos buenos, que nos gusta hacer, leyendo libros sobre propósito y tantas otras cosas. Pero creo que el lugar dónde realmente se nos muestra la razón por la cual existimos es en nuestro lugar secreto con Dios. Ese lugar de intimidad donde solo estas tú y Él. En Salmos leemos que en Dios está la fuente de la vida, ¡qué hermosa declaración nos da la Palabra! En Cristo esta la fuente de la vida y todos podemos acceder a ella, y luego dice: EN TU LUZ VEMOS LA LUZ. Este versículo es tan importante de entenderlo, porque esta vida nos ofrece muchas supuestas luces, muchas distracciones, pero ninguna de ellas nos guía y nos muestra la verdadera luz que es Cristo. Por eso solo en Jesús vemos la verdadera luz. Y, ¿cuál es esa verdadera luz? ¡Qué Cristo es la fuente de la vida! Jesús es aquella verdadera brújula, la única que nos muestra el verdadero norte, la única que sacia el corazón.

Sentados a Sus pies

En el libro de Lucas, vemos que en una oportunidad Jesús visitó a Marta y María. Y en esta historia encontramos dos posiciones que podamos tomar en la vida. Marta estaba preocupada de que todo esté bien, que haya comida, y de que todo esté ordenado. Estaba trabajando en los preparativos. Y la palabra “preparativos” significa: Servicio. Es decir, Marta estaba sirviendo a Jesús. Sin embargo, en el otro lado de la habitación, María solo estaba sentada a los pies de Cristo, escuchando SU PALABRA. Cuando Marta vino molesta junto a Jesús, Él le respondió diciendo que solo una cosa era necesaria, y que María había escogido la buena parte. Me encanta lo último que JESUS le dijo: ¡La cual no le será quitada!

Nadie puede quitarte tu Intimidad con Dios. Nadie puede borrar tu experiencia personal con Jesús en lo secreto. Recordémonos siempre que muchas veces debemos bajar el ritmo de nuestras vidas y solo escuchar la Palabra de DIOS EN INTIMIDAD. Podemos hacer muchas cosas para Dios: servir, trabajar, predicar, pero nada se compara con solo buscarlo a Él en lo secreto de nuestra intimidad.