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Elías, Hombre De Valentía, Hombre De Fe, Hombre De DiosMuestra

Elías, Hombre De Valentía, Hombre De Fe, Hombre De Dios

DÍA 10 DE 22

“Luego le dijo a su criado: «Sube más arriba, y mira hacia el mar» El criado subió, miró el mar y bajó a decir que no se veía nada; pero el profeta le ordenó que regresara siete veces más y mirara. A la séptima vez, el criado dijo: «Veo que del mar se levanta una nube, pequeña como la palma de una mano.» Entonces Elías le dijo: «Corre y dile a Ajab que prepare su carro y se vaya, para que no lo ataje la tormenta»” (1 Reyes 18:43-44 RVC).

La oración perseverante

Cuando Elías ruega por la lluvia que ha anunciado en el nombre de Dios, su fe es profundamente probada. Seis veces su sirviente informa que no hay nubes a la vista: el cielo permanece azul y despejado. Solo la séptima vez aparece una pequeña nube, pero eso es suficiente para saber que la lluvia realmente está llegando. Elías inmediatamente alerta al rey Ajab que el aguacero está por caer.

Elías no es la única persona que ha tenido que esperar un largo tiempo para ver su oración respondida, aun cuando Dios ya le había prometido que la lluvia llegaría. Abraham tuvo que esperar décadas para el nacimiento del hijo que el Señor le había prometido. Daniel oró fervientemente por la salvación de su pueblo que había sido predicha setenta años antes por el profeta Jeremías. Innumerables personas en el Antiguo Testamento estuvieron orando y anhelando la venida del Mesías que había sido prometido. Jesús nos enseña a orar por la venida de su Reino: “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo" (Mateo 6:10 RVC).

La fe en las promesas de Dios y la oración perseverante no son mutuamente exclusivas, sino que van de la mano.

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Acerca de este Plan

Elías, Hombre De Valentía, Hombre De Fe, Hombre De Dios

La Biblia está llena de historias de personas que trataron de vivir para la gloria de Dios, con sus altibajos. Elías fue una de ellas. Él fue un profeta que sirvió a Dios con todo su corazón, pero también fue propenso al desánimo y la depresión. Enfrentó sin temor al rey, pero huyó de la reina. Y en todo esto, Dios siguió cuidando a Su siervo.

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Nos gustaría agradecer a GlobalRize por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://globalrize.org/