Domina Tu LenguaMuestra

Aprobados o condenados

“Las palabras que dijiste servirán para juzgarte. Ellas te aprobarán o te condenarán” (Mateo 12:37 PDT).

Muchas veces le damos rienda suelta a nuestras palabras. Hablamos palabras sin sentido, ociosas, mal intencionadas y no nos ponemos a meditar en lo que estamos diciendo y terminamos pronunciando las palabras que algún día nos serán en contra.

Naciones han sido levantadas y naciones han perecido por causa de la lengua. Vidas han sido levantadas y vidas han sido destruidas por la lengua del hombre.

Es por esta razón que resulta imprescindible hacer una autoevaluación para saber cómo está nuestro corazón, que es la fuente de lo que pronunciamos. Debemos tener mucho cuidado cuando hablamos, porque sin querer, estaremos condenándonos a nosotros mismos sin la necesidad que otros lo hagan.

Imagina al gigante Goliat que salía día y tarde a retar y maldecir al pueblo de Dios y a proferir blasfemias contra Dios. Sin imaginarlo, Goliat se estaba condenando a sí mismo.

El día que estemos delante de Dios, el Juez de toda la tierra, tendremos que rendirle cuenta de todo lo que dijimos. Muchos piensan que solo tendremos que rendir cuentas de lo que hacemos. ¡Pero no! También responderemos por lo que dijimos.

Con nuestras propias palabras no atamos, nos autocondenamos. Es como si nosotros mismos nos pusiéramos la trampa en la cual vamos a caer.

Medita en lo siguiente: Con todo lo que estás diciendo, ¿Te estás ayudando o te estás haciendo cada vez más daño? Tal vez, con cada palabra que pronuncias, estás aumentando la evidencia en contra para el día que comparezcas delante de Dios.