No me avergüenzo del EvangelioMuestra
Compartir el Evangelio
Si deseamos compartir el Evangelio y dar una razón de nuestra esperanza, debemos estar dispuestos a hacerlo. Esa disposición no es sólo de adquirir más información, sino experimentar la entrega de la información que ya poseemos.
Necesitamos hablar con alguien que nos pueda ayudar a prepararnos. Podemos sentarnos con alguien un poco mayor en el Señor y preguntarle: «¿Puedes hablar sobre maneras de entablar una conversación cuando compartes tu testimonio? ¿Qué sucede si la conversación gira en la dirección equivocada?».
También necesitamos descansar en la soberanía de Dios. Nuestro papel en esto es ser fieles. Al recordar que Dios es soberano, en el tema de la salvación, nos da confianza. Los destinos eternos de las personas no dependen de nuestras habilidades. Si lo fueran, entonces todos estaríamos en problemas. Lo que podemos hacer, en el momento dado, es dar lo mejor que podemos en el Señor. Dios constantemente usa palos torcidos para trazar líneas rectas. Él usa vasijas frágiles, débiles e imperfectas para hacer cosas que son poderosas y eternas. Y al usarnos, Él deja claro que toda la gloria va a Él porque nadie ha sido salvo por la instrumentación humana involucrada en el encuentro del Evangelio. La habilidad de Dios siempre lo deja claro. Es por Dios que estamos en Cristo Jesús; por su obra, estamos en su Hijo. Podemos relajarnos al saber que la salvación de las personas no descansa sobre nosotros.
Además, debemos recordar que, al compartir el Evangelio, algunos plantan, otros riegan y otros cosechan. No tenemos que compartir lo que sabemos sobre el Evangelio en su totalidad en cada conversación. Está bien dar testimonio parcial, dejar caer una semilla.
A veces nos sentimos culpables porque estamos parados en un mostrador y alguien hace una pregunta, que es una puerta abierta para el Evangelio, pero hay personas detrás de nosotros que necesitan pasar al frente de la línea. ¿Hemos fracasado si no les damos una respuesta completa? ¡No! Aprovechamos la pequeña oportunidad y hacemos nuestro mejor esfuerzo en esa situación de una manera adecuada. El mismo Dios soberano que salva nos permitió esa oportunidad limitada en la que debemos ser fieles.
Escrituras
Acerca de este Plan
Vivimos la vida cristiana por la fe en el Hijo de Dios, Jesucristo, quien nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros. Él nos ha librado del pecado y nos ha hecho suyos porque nos ama. No nos avergonzamos del mensaje de Dios, el Evangelio. Es un mensaje fiel de su amor por toda la humanidad. De principio a fin, este mensaje llama a la fe.
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Nos gustaría agradecer a Walking In Grace / Richard Caldwell por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.straighttruth.net/