Tu hijo soyMuestra

En estos versículos, podemos ver cómo el hijo menor se dio cuenta de lo que había hecho; entendió las malas decisiones que había tomado y las consecuencias de estas. Pero en él estaba pasando algo más profundo que haberse quedado sin dinero o haber desperdiciado su herencia. Sin darse cuenta, dejó de sentirse hijo, al punto que cuando planea regresar a su casa, piensa: "Le diré que no merezco ser su hijo, pero que me dé empleo, y que me trate como a cualquiera de sus trabajadores". Nuestras malas decisiones, las consecuencias de esas malas decisiones o incluso situaciones externas a nosotros podrían hacernos sentir inmerecedores de la identidad de hijos que Dios, nuestro Padre, depositó en nosotros cuando le entregamos nuestra vida. La Biblia, en Romanos 8:39, dice que ni los poderes del cielo ni los del infierno, ni nada de lo creado por Dios, ¡nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo! Esto significa que Dios nos ama por encima de nuestros errores, de nuestras fallas, de nuestro contexto, y que es tanto Su amor por nosotros que, aún a pesar de todo esto, Él no dejará de considerarnos Sus hijos. Es por esta razón que debemos batallar en nuestra mente contra pensamientos tales como “Fue tan grave mi error que no soy digno de acercarme a Dios” o “Le he fallado tanto que ya no soy digno de ser su hijo”, como si el amor de Dios fuera un amor que tuviera un límite.

Oración

Dios, gracias por tu inmenso amor. Ayúdame a entender que Tu amor es más grande que mis errores. Perdóname por todas las veces que me he alejado de Ti, y permíteme verte como el Padre amoroso que eres. Amén.