La Profundidad Del CieloMuestra

Conociendo a Dios en la profundidad

En el primer día devocional hablábamos de lo que sería profundo en nuestra vida buscando de Dios y cuáles son Sus planes para con nosotros. Pero cuando hablamos de conocer a Dios en esa profundidad, amado, es cuando vivimos momentos cruciales en nuestra vida que son tan fuertes que quisiéramos gritarlas a los cuatro vientos y Dios nos pide guardar silencio porque es algo entre Él y Tú. Y tenemos que obedecer esa orden. Que sientes a morir por tanto dolor, carga e incertidumbre de saber cuál será el resultado final de esa prueba que te asecha. Y es dentro de todo ese panorama que te concentras en conocer a Dios en la profundidad. ¿Y a qué podemos llamar profundidad en la presencia de Dios? Se nos enseña constantemente que servir a Dios es una de las mayores y mejores vivencias que nosotros podemos tener en una vida de cristianos apasionados por Cristo.

La realidad es, si realmente estamos dispuesto al sacrificio y a la renuncia que eso conlleva como profundidad. Comenzando que sea dejar un empleo, dejar actitudes y viejas costumbres que no nos ayudan a crecer, comenzar a pensar diferentes dejando que sea Dios quien tome el control de todo y no mi mente humana sino los pensamientos de Dios que siempre serán más altos que los nuestros. La soledad es una herramienta utilizada por Dios para separarnos para Él y solo con Él (realmente soportaremos la soledad), una oración diferente a lo acostumbrado, vivir de ayuno en ayuno, anhelar escuchar la voz de Dios, querer experimentar momentos sobrenaturales con Dios mismo. Seamos conscientes que no es solo pedir y pedir, tenemos que también soltar y dejar lo que no nos permite alcanzar todo eso mencionado. Saber identificar en mi interior qué no es conveniente y qué es lo que no me ayuda.

Sabemos que todos tenemos vivencias que quisiéramos jamás hubieran sido posibles en nosotros, pero gracias ellas es que podemos ver como la Gracia de Dios nos alcanzó y Su misericordia nos arropó y nos mantuvo con vida en medio de esa tormenta que vino a destruir todo a su paso. Hermano, yo he vivido momentos donde han sido fuertes que yo le pueda dar fe que nadie soportaría y las pocas personas que las conocen al tiempo después me aseguran que no hubieran podido soportar. Me ha tocado llegar a la casa de Dios y querer desplomarme en llanto por la angustia, el desespero y el dolor que lo que estoy pasando y la voz misma de Dios decirme: NO DIGAS NADA Y SIGUE ADELANTE QUE ES SOLO ENTRE TÚ Y YO. Y yo tener que llegar muy sonriente como que nada está pasando y realmente sentirme a morir. En ese instante que no entiendes y al tiempo después descubres que tu obediencia está siendo probada, tu fe está siendo fortalecida y hasta comienzas a conocer cosas de ti y de Dios que jamás pensaste poder ver y poder apreciar. Donde tu ojos espirituales están abriendo a profundidad con Dios y se activan los dones que solo Dios puede poner en ti. Luego ves como todos celebran tus logros y metas alcanzadas para la Gloria de Dios, pero jamás nadie imagina el precio de lo que alcanzaste. Cuantas lágrimas, cuantos desvelos y cuantos momentos en los que tus deseos eran de renunciar y no servir más a Dios, pero Él no lo permitió sino que te ayudó a crecer.

Le doy gracias a Dios por tu vida y por llegar a este segundo día devocional. Donde sé que podrás entender que hay silencios y vivencias que tenemos que someternos solo a Dios. Donde no hay terceras personas y que las lágrimas son parte de ese proceso. Nos hace fuertes, sabios, conocedores de más Palabra de Dios. Porque quieres más respuestas, por tanto, la Biblia será la herramienta más fuerte para todo. Y sobre todo, Dios estará de continuo contigo como maestro en intensivo, con Su mejor alumno que eres tú. Y cuando logres cada etapa y cada paso, gritarás de alegría y ver como te acercas más a Dios y conoces más sobre Él. Será la mayor recompensa de todos los tiempos. Y puedo asegurar que tu pensar y tu mirada jamás será la misma.

Entenderás y comprenderás que conociendo a Dios en la profundidad no tan solo te acercó más a Él sino que estás llegando al cielo. Y tu trabajo es mantenerte cerca para el llamado de la Iglesia.

Testimonio

Pude vivir la etapa de estar un año desempleada y fue un momento muy fuerte en mi vida. Donde a pesar de ser advertida por Dios que eso ocurriría, pude sentir miedo. Sus palabras siempre fueron que confiara. Y mi opción en todo ese tiempo fue refugiarme a profundidad en Su presencia. Donde pude pasar más tiempo a solas con Él. Tuve el privilegio de poder ser parte del mantenimiento de limpieza del Templo al cual persevero y cuando tocaba limpiar y preparar el Altar yo no me contenía en tirarme un buen rato a orar en él antes de proseguir con la tarea. Tú, que me lees, tuve un sin números de encuentros con el Espíritu Santo desde Su Altar de manera increíble. No cesaba el llorar, las veces que me mostró lo que haría conmigo y hacia donde me llevaría. Las veces que llegaba a orar al Altar antes de limpiarlo recuerdo en una ocasión mis lágrimas eran de dolor, de confusión y de ganas de renunciar. El consuelo de Dios no se hizo esperar y podía sentir como caía un peso sobre mis manos y sentía que me las agarraban tan fuertes que no las podía mover. Era como dejándome saber ESTOY AQUÍ. En otra ocasión limpiando el Altar la presencia era tan fuerte que caí de rodillas y puse mi rostro en el suelo y solo podía llorar. Todo mi cuerpo se estremecía. ¿A que voy con eso? Una mujer desempleada, pasando necesidades y siendo rechazada por ser madre soltera y encima desempleada. Fui muy lastimada y criticada y más aún cuando decía que Dios me quería sin empleo por el momento. La obediencia me dolió por el señalamiento, pero Dios me honró en cada una de ellas. Mi fe y mi obediencia no eran negociables. Mi profundidad con Dios eran tal que el cielo estaba a mi favor. Dios es capaz de detener todo solo por nosotros. Al igual que puede llegar la temporada de aceleramiento para el cumplimiento.

Este plan te invita en que te atrevas a conocer a Dios en cada etapa de tu vida. No te conformes con lo que ya conoces de Dios. No limites a un Dios infinito y que quiere completar todo en ti. Profundiza en conocer qué quiere de ti y qué quiere que conozcas.