PentecostésMuestra

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7 RV1960).

2 de Timoteo es la última carta escrita por el Apóstol Pablo, la escribió mientras estuvo prisionero en una cárcel romana, próximo a ser ejecutado.

Eran tiempos muy difíciles para la iglesia porque Nerón, el emperador de Roma, había empezado una gran persecución en contra de los cristianos.

Pablo sabía que su muerte estaba cerca y escribe esta segunda carta a su discípulo Timoteo para animarlo a mantenerse firme a pesar de la oposición.

Lo primero que Pablo le deja claro a Timoteo es que no estaba solo, sino que tenía un compañero que se llamaba el Espíritu Santo.

No sé por lo que estés pasando hoy, pero recuerda que Dios no te ha dejado solo, tienes al Espíritu Santo.

Pablo le enseña a su discípulo algunas características del Espíritu Santo que lo ayudarían a enfrentar los tiempos difíciles que vendrían con la persecución.

Pablo le dice a Timoteo que el Espíritu Santo no es un Espíritu de cobardía y lo opuesto a la cobardía es el valor.

El Apóstol le dice: El Espíritu Santo te va ayudar a enfrentar la vida con valor y no con temor.

Timoteo tenía muchas razones para tener temor: la Iglesia estaba siendo perseguida, los cristianos estaban siendo torturados, su pastor estaba a punto de ser ejecutado y su propia vida corría peligro. Pero Pablo sabía que lo último que le convenía a Timoteo, era enfrentar las dificultades de la vida con un espíritu de temor.

Lo último que te conviene en estos tiempos es permitir que el temor gobierne tu vida.

El Apóstol Juan nos enseña una poderosa verdad: el Espíritu Santo en nosotros es más poderoso que cualquier otro espíritu que opere en el mundo, incluyendo el espíritu de temor.

No importa qué espíritu haya querido dominar, limitar o controlar tu vida, el Espíritu en nosotros es más poderoso que cualquier espíritu contra nosotros.

El Espíritu Santo te va a fortalecer en los momentos de debilidad, te dará valor en los momentos de adversidad. Te va sostener, te va guiar y si te caes, te va levantar.

Tómate un momento para orar y pedirle al Espíritu Santo que te llene de valor.