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Todos hemos hecho cosas de las que no estamos orgullosos. Tal vez le mentimos a alguien que amamos o traicionamos la confianza de un amigo. Sea lo que sea, todos nos arrepentimos. Y el arrepentimiento a menudo conduce a la vergüenza: la sensación no solo de que hicimos algo malo, sino de que nosotros mismos SOMOS malos.

Pero el Apóstol Pablo, quien escribió este versículo, dice que no hay NADA que nos separe de Dios: ni nuestro pecado, ni nuestra vergüenza, ni lo peor que hayamos hecho o vayamos a hacer. Dios no irá ninguna parte. Y Pablo debía saberlo. Antes de empezar a seguir a Jesús, Pablo perseguía a sus seguidores para arrestarlos e incluso matarlos. Si Pablo pudo creer en la bondad y la cercanía de Dios a pesar de su pasado, nosotros también podemos estar seguros de lo que Él siente por nosotros.

Nunca has hecho demasiado ni has ido demasiado lejos. Qué alivio, ¿verdad? Hoy, escribe algunas cosas que pensaste que te separarían del amor de Dios. Luego coloca una gran "X" roja sobre ellas, escribiendo debajo: "Nada me puede apartar del amor de Dios". El amor de Dios por nosotros es inmutable, incluso cuando estamos en nuestro peor momento.