Espíritu SantoMuestra
Dones del Fruto del Espíritu en nuestra vida.
Hemos observado a personas que han experimentado cambios radicales en sus vidas. Algunas han dejado atrás vicios que las tenían atrapadas porque deseaban mejorar su salud. Otras han comenzado rutinas de ejercicio para mejorar su condición física, y algunas han abandonado la comida chatarra en busca de una alimentación más saludable. Todas estas personas son dignas de admiración, ya que lograr un cambio positivo no es tarea fácil.
La Palabra de Dios nos enseña que en el ámbito espiritual también debemos mejorar nuestra salud espiritual. Esto implica dejar atrás nuestros vicios espirituales, aumentar nuestro ejercicio espiritual y nutrirnos constantemente de la Palabra de Dios para obtener los nutrientes necesarios que nos permitan dar los frutos que agradan al Señor. Estos dones del Fruto son los que hacen que una persona se destaque en su crecimiento emocional y espiritual. Podemos encontrar una descripción de estos dones del Fruto en Gálatas 5:22-23: "Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza; contra tales cosas no hay ley".
Cada uno de estos merece un análisis detenido. En los próximos días, profundizaremos en ellos. Sin embargo, hoy me gustaría que reflexionáramos sobre nuestra propia vida en Cristo. ¿Hemos experimentado un cambio con respecto a nuestra forma de vida anterior, o seguimos siendo las mismas personas enojonas, gritonas y malintencionadas de antes? ¿Buscamos hacer el bien día a día y ayudar a los necesitados, o solo pensamos en nosotros mismos sin preocuparnos por los demás? ¿Buscamos la presencia de Dios a través de la oración y el estudio de la Palabra, o solo leemos las Escrituras cuando estamos en la iglesia? Estas preguntas nos proporcionarán un punto de partida para evaluar si estamos dando frutos o si somos como árboles secos a punto de morir.
Quiero ser claro: este devocional no tiene la intención de criticar ni señalar a nadie. Su propósito es ayudarnos a crecer espiritualmente y generar cambios positivos en nuestras vidas. Recordemos que la Palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que cualquier espada de dos filos. Cuando penetra en nuestra alma, puede causar dolor y heridas, pero estas nos ayudan a crecer en nuestra vida cristiana y a producir frutos que agraden a Dios.
Oremos juntos: Padre Bueno, te damos gracias por tu Palabra transformadora. A través de ella, confrontas nuestro estilo de vida y nos animas a abandonar lo que no te agrada para hacer las obras que deseas para tus hijos. Te pedimos, en el poderoso nombre de Jesucristo, que nos des la fuerza para cambiar en las áreas en las que fallamos. Ayúdanos a ser personas que reflejen la luz que proviene del Espíritu Santo, quien transforma nuestras vidas y nuestros espíritus. Guíanos hacia toda fuente de verdad y justicia, para que podamos vivir en santidad cada día de nuestras vidas. Reconocemos que somos imperfectos y propensos a fallar, por lo que necesitamos de ti cada día. Amén.
Escrituras
Acerca de este Plan
La tercera persona de la Trinidad que nos acompaña siempre; nos guía, corrige, da fuerza y se contrista cuando hacemos lo indebido, es sumamente importante para nuestro futuro en gloria. Él hace que andemos conforme a la voluntad de Dios y nos ayuda en nuestras debilidades. Acompáñame a escudriñar el maravilloso poder que hemos recibido.
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Nos gustaría agradecer a Ministerio tu Pan diario por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/johanmoramunoz/