Espíritu SantoMuestra

Paz.

¿Alguna vez has experimentado un terror nocturno? Ese miedo irracional que invade la mente de las personas y las hace sentirse abrumadas por cosas inexistentes. Lamentablemente, esto es más común de lo que podamos imaginar; miles de personas viven agobiadas por cosas que no han sucedido (ansiedad), otras están ancladas en el pasado (depresión) y muy pocas se enfocan en el presente.

La Palabra nos dice en Gálatas 5:22-23 que uno de los dones del Fruto del Espíritu Santo en la vida del creyente es la paz; esa paz que guarda nuestra mente y corazón, esa paz que no se puede explicar porque brota de la fe en lo que Dios está haciendo y hará en nuestra vida; la paz de la que Jesús habla en Juan 14:27: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tengáis miedo". A menudo sentimos que no podemos avanzar más, que las dificultades son insuperables; es ahí donde debemos dar fruto del Espíritu y creer, creer con fe hasta que nuestros pies se muevan para avanzar sin mirar al pasado ni a las circunstancias que nos rodean; solo mirando hacia la Cruz del Calvario que nos recuerda que somos hijos del Dios vivo, capaz de hacer cosas sobrenaturales en la vida de quienes creen y confían en sus promesas.

Cuando dejamos atrás el pasado, nos despojamos de cargas innecesarias para poder seguir adelante; si dejamos de mirar lo negativo de nuestro entorno y nos enfocamos en la bondad de Dios hacia nosotros, esa paz sobrenatural nos llenará, y quienes nos rodean serán testigos de las maravillas que Dios obra al librarnos del peso del pecado, la maldad, la ansiedad y la depresión. Sigamos avanzando con fe, sabiendo que cosas maravillosas están por venir para aquellos que confían en el Señor y entregan sus vidas para servirle.

Oremos: Padre Bueno, te damos gracias porque hace más de dos mil años nos diste libertad de la esclavitud del temor, el desánimo, la depresión y la ansiedad que hoy el enemigo intenta usar para alejarnos de tus propósitos. En el nombre de Jesús, te pedimos que nos ayudes en nuestras debilidades y nos des una palabra de transformación al escudriñar las Escrituras; que cada una de tus promesas quede escrita en nuestra mente y en nuestro corazón, para que, cuando enfrentemos días difíciles, podamos resistir con valentía aferrados a tus promesas y ver su cumplimiento en nuestra vida. Enséñanos a vivir cada día aferrados a ti, creyendo en ti y meditando en ti, para que el enemigo no encuentre cabida en nuestra mente y en nuestro corazón. Que todo temor que quiera entrar en nuestra vida sea quebrantado en el poderoso y santo nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador. Amén.