El sembradorMuestra

Cuando un labrador desea tener una abundante cosecha que le permita tener muchos frutos y lograr abundancia en su hogar, deberá dedicar una parte importante de sus recursos a preparar la tierra.

El mayor trabajo para un agricultor está en la preparación de la tierra, poder asegurar que la calidad del terreno es óptima para depositar la semilla. Se requiere tiempo, dinero, formación, arduo trabajo y; en muchos casos, ayuda de otras personas con experiencia en el arte de cultivar.

Cuando se logre tener un terreno idóneo para la siembra, se debe decidir qué semilla sembrar. Esto se realiza tomando en cuenta el fruto que desees obtener (no obtienes duraznos con semillas de mango).

La descripción anterior es un paralelo de nuestra vida espiritual. El trabajo más intenso en la transformación de nuestra vida es la preparación del terreno y los recursos que debemos destinar para ello.

En esta preparación, deberás invertir tu tiempo en el estudio de la palabra de Dios, tus recursos; y en muchos casos, utilizar la ayuda de otras personas que ya pasaron por donde tú estás pasando.

Lograr una transformación en tu vida sin invertir recursos y esfuerzo es como aquel agricultor que siembra en un terreno sin preparar, añorando una gran cosecha. Simplemente, eso no existe. Así que, empezaremos este viaje de lograr cosechas exitosas.

PREPARA TU TIERRA

Esta preparación aplica para todas las personas, sin importar cuánto Dios te haya cambiado o el nivel de fe que poseas; porque siempre podemos crecer y; en cada temporada, se requiere preparar la tierra.

Son pocos pasos, pero puedes dar un doble click (imaginario jaja) y adentrarte en cada uno, según el contexto que estés viviendo.

El objetivo es aprender a preparar tu tierra para una siembra y cosecha exitosas.

1. Identifica todo aquello que genera improductividad en tu tierra, las piedras, espinos y el terreno duro. Haz una lista de todos aquellos aspectos que te afectan o son necesarios cambiar en tu vida, los problemas que tienes actualmente y las heridas que cargas del pasado. Pide ayuda a esa persona cercana que te conoce muy bien, como tu esposa(o), padre, madre o amiga(o). Si te da pena decirle a alguien que te ayude a identificar todo aquello que debes cambiar, anota en la lista "orgullo" y "falta de humildad".
2. Analiza a tus "amigos". ¿Son personas que edifican tu vida? ¿Te ayudan a preparar un buen terreno? ¿Quitan o agregan piedras? Después de ello, toma decisiones sabias y con fortaleza. Lo importante en la vida no es la cantidad de amigos, es la calidad de estos.
3. Identifica los malos hábitos, aquellos que afectan tu terreno, los que te alejan de Dios y de tu familia. Sabes cuáles son; nuestro espíritu lo entiende perfectamente. Antes de realizarlo, entiendes que estás agregando espinos o piedras al terreno. Empieza de uno en uno; esto no es una carrera de velocidad, sino de resistencia.
4. Entrega cada aspecto en las manos de Dios y empieza a generar un cambio en tu vida. Quita las piedras, quema los espinos y ara el terreno duro. Algo importante en el tema de la transformación es que Dios te da Su amor incondicional (Juan 3.16), una guía detallada (la Biblia) y asesoría gratuita (la iglesia); sin embargo, el cambio lo generas tú y la batalla la inicias tú (1 Reyes 20.1-14).

Este primer paso puede tomar mucho tiempo; se requiere gran esfuerzo y dedicación. No te apresures en lograr cosechas abundantes, en que tu vida se arregle en meses si durante años agregamos espinos, piedras y endurecimos el terreno.

¡Esfuérzate y sé valiente!

ORACIÓN

Te pido mi Dios que me ayudes a identificar todos aquellos aspectos que frenan mi crecimiento y que encuentre gracia delante de mi familia y amigos para poder seguir crecimiento en la preparación de mi tierra. Amén