El sembradorMuestra

SELECCIONA LA SEMILLA

La Palabra de Dios posee múltiples semillas, las cuales tienen todo tipo de enseñanzas, y con las que logras diferentes frutos en tu vida. Ninguna semilla es más pequeña que la mostaza; y esta se convierte en la mayor hortaliza del campo. Por eso, no subestimes las pequeñas enseñanzas, los pequeños relatos bíblicos, los personajes que no son tan reconocidos, los libros menos predicados; porque en todos ellos están presentes semillas que producen grandes frutos en tu vida.

Plantéate estas dos preguntas:

1. ¿Qué frutos deseas cosechar en tu vida?
2. ¿Cómo quieres ser recordado cuando ya no estés?

Ejemplo 1: Mi papá siempre estaba riendo y jugaba mucho conmigo. Le encantaba contar historias, y siempre se la pasaba besando a mi madre. Siempre estaba en las presentaciones del colegio, y le gustaba preparar asados en familia. Me abrazaba constantemente, y siempre me sentí segura al lado suyo.

Ejemplo 2: Mi papá siempre fue una persona con mucho estrés; el trabajo lo amargaba demasiado y esa carga llegaba a nuestro hogar. Nunca supe lo que era un abrazo y besos en mi mejilla. No recuerdo verlo feliz en las presentaciones escolares porque siempre andaba en carreras. No disfrutaba mucho de pasar tiempo en familia; normalmente veía partidos todo el fin de semana.

Antes de elegir semillas, elige el fruto que quieres obtener y, para definir el fruto, primero conoce a quienes lo van a consumir; descubre sus gustos y necesidades.

Te recomiendo hacer una lista detallada de las personas que consumen los frutos de tu vida que quieres entregar (amor, respeto, liderazgo, paciencia, etc.) y, a partir de ahí, identifica principios bíblicos que sean las semillas por sembrar.

ORACIÓN

Te pido mi Dios que des sabiduría para identificar los mejores frutos para mi familia y seres queridos, ayúdame a cambiar las cosechas desagradables que haya generado en el pasado. Declaro, que los frutos del Espíritu Santo crecen en mí y dan frutos al ciento por uno. Amén