El sembradorMuestra

LLEGÓ EL TIEMPO DE COSECHAR

Hemos aprendido a preparar la tierra, a escoger buena semilla, a sembrar la semilla, a combatir las plagas, ahuyentar a los roedores, entre otros temas; es hora de cosechar el fruto de tu tierra.

Y aquí es de suma importancia una pregunta que debemos hacernos todas las personas, al menos, una vez en la vida: ¿Cómo queremos ser recordados? Al dejar este mundo material, nuestros seres amados harán una ceremonia fúnebre para despedir nuestra alma, y luego continuarán con sus vidas; pero en muchos días recordarán tus enseñanzas, vivencias, historias, anécdotas, en resumen, tu legado.

Cuando logres establecer los adjetivos con los cuales aparecer en esas historias, identificarás qué aspectos debes cambiar, las semillas que debes cultivar; y pronto, las personas que te rodean notarán los cambios. Luego, te recomiendo los siguientes pasos para sacar el mayor provecho de tu cosecha:

1. Comparte la Palabra con otros; permite que tus familiares y amigos tengan el privilegio que tú has tenido. Envía un pequeño versículo bíblico, una bendición con tus propias palabras; comparte el tesoro que has encontrado.
2. Muestra al mundo tu nueva producción, tus frutos, la nueva tierra y las distintas semillas; no con prepotencia, sino con un sentido agradecimiento a Dios por la transformación que ha realizado en tu vida. Las personas no necesitan escuchar que has cambiado, necesitan verlo; y aquellos más cercanos a ti lo notarán rápidamente. Y, recuerda atribuir toda la gloria a Dios.
3. Disfruta cada enseñanza, desafío y meta alcanzada. En esta vida pasajera, nunca llegaremos a la perfección; por ende, todo es mejorable. A veces, las enseñanzas no son muy agradables a primera vista; a veces es necesario pasar grandes tormentas para ser fortalecidos. Simplemente, no te rindas y, sin importar qué tan pequeño sea el paso, sigue avanzando.
4. Alaba a Dios por toda la transformación que ha hecho en ti. Cada día es un regalo; es un momento único que nunca volverá a suceder. Así que, dedica una parte de este día a dar gloria y alabanza a tu creador, a quien cada mañana decide darte nuevas misericordias y a no rendirse contigo, a pesar de lo difíciles que podemos llegar a ser.
5. Mantente en un renuevo constante. La vida no se divide en años, sino en temporadas; existen algunas muy difíciles y otras de gran bonanza. En todas, necesitas mantenerte en renovación continua. Puedes practicar un nuevo deporte, incrementar tu lectura, hacer más actividades familiares, conocer nuevos rincones de tu país, decidir visitar un hogar de ancianos, escribir historias, entre miles y miles de opciones. Lo importante es renovarte constantemente.
6. Extiende tu tierra y sus frutos. Cuando Dios inicia una transformación en tu vida, no desea que sea algo pasajero, sino abundante, permanente y de constante crecimiento. Así que, no dudes en seguir creciendo en cada área de tu vida a nivel espiritual, familiar, emocional, económico, en salud e intelectualmente.
7. Asesora a otros en la preparación de su tierra. Al igual que tú, hay muchísimas personas que requieren abrir sus vidas a Jesús. Sin embargo, no saben cómo hacerlo; tienen temor, aflicción, angustia, ataduras y, a pesar de que tienen un deseo de cambiar su vida, no saben cómo preparar su tierra, sembrar, abonar y poder generar fruto. En esta vida, estamos para servir, para dar; no solo para recibir las bendiciones de Dios. Adelante, confía en que Dios puede usarte como un gran obrero.

El sembrador ha salido a sembrar. La semilla ha sido plantada. Atesora esta semilla y haz que produzca fruto al ciento por uno. Dios te bendiga grandemente.

ORACIÓN

Gracias mi Dios por la palabra recibida, acompáñame siempre para cosechar fruto abundante y compartir la enseñanza que has traído a mí corazón. Declaro que mi vida será transformada a través de tú palabra. Amén

Invierte en ti; tu vida lo vale.

Alex Núñez Mena

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