Más Allá De Las LucesMuestra

Lo divino en lo ordinario

Cuando nos enteramos que alguna celebridad viene a nuestro país, suelen quedarse en hoteles lujosos o importantes y se emplea todo un sistema de seguridad a su alrededor, haciendo difícil el acercarse a ellos. También probablemente hayas visto que las personas de la realeza viven en lugares altos, grandes, con todas las comodidades y servicios a su alcance.

En la época en que nace Jesús, estaba anunciado que “el Rey de los judíos” iba a nacer. El rey de ese momento, Herodes, se sintió amenazado por este nacimiento y mandó a que lo busquen. Tal vez como nosotros, pensaron que por ser alguien importante, iba a estar en un lugar lujoso y exclusivo. Pero en el caso de Jesús no fue así, aún siendo Dios y Rey del cielo y la tierra, nació en un lugar tan ordinario y humilde como lo es un “pesebre”. ¿Qué nos dice esto sobre Jesús como rey?

A diferencia de las celebridades que conocemos hoy, desde su nacimiento, Jesús busca acercarse a nosotros para tener una relación íntima y personal (Filipenses 2:5-11). En este lugar improvisado, una cuna hecha de materiales de establo, con animales alrededor, olores raros y desorden, es donde Dios decide iniciar este camino, renunciando a cualquier tipo de privilegio. Incluso con padres humanos, imperfectos, en un contexto social difícil. ¿Por qué eligió Dios que Jesús naciera en estas condiciones? ¿Pensaste que nuestra vida muchas veces también se parece a ese pesebre?

Nuestra vida no es perfecta y ni siquiera está cerca de serlo, hasta a veces puede encontrarse sucia y desordenada. Y así, como en el pesebre, Jesús está dispuesto a venir a nuestras vidas para ayudarnos a enfrentar los problemas que atravesamos, guiarnos en las decisiones que tomamos y vivir sus planes de bienestar (Jeremías 29:11).

Cuando permitimos que Jesús habite en nuestro corazón, Él restaura el estado en el que está y hace grandes cosas en nuestra vida (Salmo 51:7-10). Nos hace pesebres en donde habita lo divino. Y es en nuestras vidas “comunes” y “ordinarias” donde Dios puede hacer lo “extraordinario” (2 Corintios 4:6-7).

Cuando experimentamos esto, es imposible no festejar.

DESAFÍO DEL DÍA:

¿Puedes identificar aspectos de tu vida que se asemejan al desorden del pesebre? Escríbelas y ora, poniéndolas en las manos de Dios para que actúe con su poder transformador en tu vida.