[Recordado por Dios] Cinco cualidades de un hombreMuestra

Se trata de transformación

En esta serie de devocionales, exploraremos la idea de dejar un legado duradero y ser recordados por el bien que hacemos. Romanos 16 arroja luz sobre los héroes anónimos en el reino de Dios. Aunque Pablo menciona a individuos específicos, su mensaje se aplica a todos nosotros. A través de estos devocionales veremos ciertas cualidades de cómo se ve un hombre enfocado en el reino. Si es una mujer quien lee este plan, está bien, porque estos principios también pueden ayudarte.

Imagínate ser parte de un equipo de béisbol ganador de campeonatos, como los Astros de Houston. Los jugadores recibieron anillos de Serie Mundial. Aquellos conectados con el equipo, incluidos entrenadores, personal de la oficina principal e incluso jardineros, también fueron galardonados con esa distinción. Fueron reconocidos porque el éxito del equipo no dependía únicamente de los jugadores. Se necesitó un esfuerzo colectivo de todos los involucrados.

Es posible que nunca realicemos un lanzamiento en un estadio de béisbol de las Grandes Ligas o robemos una base, pero aún podemos servir al Señor de maneras extraordinarias. Puede que no recibamos reconocimiento como los jugadores estrella, pero nuestro papel en el reino de Dios es importante.

El pasaje de Pablo menciona a 36 personas que desempeñaron diversos papeles en la difusión del evangelio. La diversidad entre ellos es notable: hombres y mujeres, judíos y gentiles, esclavos y libres, económicamente acomodados e intelectualmente preparados. Dios nos usa a todos para cumplir sus propósitos. En el reino de Dios, cada uno de nosotros tiene un papel crucial. Somos parte del equipo de jardineros, trabajando diligentemente detrás de escena para promover el evangelio. Es posible que nuestras contribuciones no siempre sean reconocidas, pero son invaluables.

A medida que buscamos ser recordados para siempre, el legado no se trata de elogios personales. Se trata de cumplir fielmente las tareas que Dios nos ha encomendado. Podemos servirle de todo corazón, confiando en que nuestros esfuerzos son significativos a sus ojos, por pequeños que sean. Podemos nutrir las relaciones, extender los actos de bondad y compartir el amor de Cristo con los demás. Puede que nuestros esfuerzos no sean tan glamorosos como batear un jonrón, pero tiene un impacto duradero en quienes nos rodean. Nuestro servicio en el reino de Dios tiene un valor inconmensurable. Puede que nuestros nombres no estén grabados en los anales de la historia, pero podemos impactar vidas por la eternidad.

Acepta hoy tu papel en el reino de Dios. Sirve fielmente, confía en que tu dedicación importa. Sé recordado por el bien que haces, no para gloria personal, sino para gloria de Dios. Tu legado brillará intensamente, no con diamantes en un anillo, sino a través de las vidas que toques con su amor.