Generoso con la sabiduría

Nuestro Dios es generoso de muchas maneras, una de ellas es con su sabiduría. Si lo buscamos de corazón, Él nos provee justo de lo que necesitamos para poder decidir en momentos difíciles, cuando no tenemos toda la información necesaria, y cuando la urgencia del momento nos demanda.

También nos da instrucciones específicas, nos da palabras de ánimo, nos ayuda a ver nuevas perspectivas para funcionar según sus designios. Igualmente, Él espera que seamos generosos con otros que necesitan algún consejo bíblico en momentos de dificultad, duda o desánimo.

Como creyentes, somos instrumentos de transferencia de su sabiduría para quien la necesita. 2 Corintios 1:4 dice que El “nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.

Un consejo sabio y a tiempo puede salvar una vida, puede salvar un matrimonio, puede evitar un accidente, puede prevenir la bancarrota de un negocio, puede ahorrar energías emocionales e incluso dinero.

Un consultor sabe qué hacer en una empresa para cambiar la cultura o para que esta venda más, un mecánico sabe lo que hace falta para arreglar un carro, un jardinero sabe cómo hacer lucir bien a un jardín, una madre experimentada sabe trucos de cómo hacer más llevadera la vida para una madre primeriza.

Pero casi todo el mundo cobra por sus servicios o consejos, ya que muchas veces de eso viven o de allí sacan para su sustento.

Sin embargo, ¿has pensado en ayudar a alguien con tu conocimiento profesional o tu sabiduría acumulada sin cobrar nada a cambio? ¿Cómo puedes ser generoso con la sabiduría que Dios te ha dado cuando alguien a tu alrededor la necesite? Recuerda, eso también es generosidad.

Para reflexionar: Dios nos da de su sabiduría para que la usemos y la compartamos.

Dr. Jesús A. Sampedro.