Cómo superar las mentiras sobre el sexoMuestra

El sexo no es sucio

Conducir por carreteras heladas puede ser una experiencia traicionera. Los expertos en seguridad dicen que si alguna vez te encuentras dando vueltas de campana en una de estas carreteras, lo mejor es no girar el volante en contra del trompo. En lugar de eso, sugieren que gires suavemente hacia el trompo hasta que el coche se estabilice. En un trompo, nuestro impulso es corregir en exceso, pero lo mejor es ignorar ese impulso e inclinarse hacia la incomodidad. En el poco confortable tema del sexo, la Iglesia ha tenido a menudo el impulso de sobre corregirse, ya sea no hablando del sexo en absoluto o hablando del sexo como algo malo o incorrecto. Las intenciones de la Iglesia pueden haber sido buenas: oponerse a la obsesión por el sexo de la cultura en general y evitar que la gente caiga en pecado sexual. Pero tales estrategias no han ayudado en absoluto a los cristianos a navegar bien por los traicioneros caminos de la tentación. Solo han conducido a una amplia aceptación de la mentira de que el sexo es sucio.

Que conste que el sexo no es sucio. Para reiterar lo dicho anteriormente: el sexo es un buen regalo de Dios. En un intento equivocado de fomentar la abstinencia o en respuesta a sus propias experiencias sexuales negativas o a la vergüenza sexual, algunos maestros espirituales han enseñado que disfrutar del sexo es malo, incorrecto o sucio. En el contexto bíblico, no es ninguna de esas cosas. Podemos remontarnos hasta el Edén, un lugar que representa el ideal de Dios para toda la creación y ver que Dios mismo invitó al hombre y a la mujer a disfrutar de la intimidad especial del sexo. Incluso hizo que el sexo fuera placentero por diseño. No tenía por qué ser así, pero Dios nos dio el sexo como algo bueno para que lo disfrutáramos (en el contexto amoroso que describimos anteriormente).

Génesis no es el único lugar en el que vemos la sexualidad humana como algo bendecido y respaldado por Dios. A lo largo del libro del Cantar de los Cantares, leemos acerca del vibrante amor de una pareja por el otro. Su amor se expresa plenamente en su noche de bodas, cuando tienen relaciones sexuales, disfrutando el uno del otro y del placer de su unión sexual.

Si has oído mensajes de la Iglesia o de maestros cristianos que hacen que el sexo suene sucio o malo, vuelve a leer lo que dice la Biblia. Quizá te sorprenda lo que encuentres. Dios nos ha bendecido con la capacidad de amar profundamente y nos ha dado el sexo como forma de expresar ese amor mediante una conexión íntima en el contexto del matrimonio.

Pensamiento del día: Servimos a un Dios bueno que da buenos dones. Casados o solteros, nos encomendamos al Dios que nos creó. Él conoce nuestros deseos sexuales innatos y nos llama a la plenitud y a la santidad.