Adorar en Medio Del Dolor (Viviendo El Duelo De Un Embarazo Con Esperanza)Muestra
Mi testimonio
Si estás aquí, tal vez estés atravesando la pérdida tu bebé, o estás acompañando a alguien en este proceso. En ambos casos quiero decirte, lo siento. No importa qué tan pequeñito haya sido tu bebé, o qué tan avanzado haya estado tu embarazo, si es la primera vez o ya lo has vivido antes… nunca es más fácil.
El dolor físico, emocional y espiritual es real, muy real.
Por medio de este devocional, quiero compartirte mi testimonio, y lo que Dios nos ha enseñado a mi esposo y a mí durante el proceso que nos tocó vivir en la pérdida de nuestro primer embarazo. Es mi anhelo, que puedas hallar sanidad, paz y esperanza en Cristo. Pero por sobre todas las cosas, que puedas elevar alabanza, gratitud y adoración a Dios, aún en medio de este proceso tan doloroso.
A principios del 2021, mi esposo y yo nos enteramos que estábamos esperando nuestro primer bebé. Esta noticia nos tenía muy felices e ilusionados porque siempre habíamos soñado con tener muchos hijos. En mi historial familiar, había muchos casos de abortos espontáneos, pero nunca imaginé que esa fuera una posibilidad para mí, y mucho menos que ocurriera en mi primer embarazo.
Las semanas iban pasando y todo parecía estar desarrollándose de manera normal, tenía leves síntomas y el abdomen inflamado como suele esperarse en el primer trimestre.
En la semana 10 de gestación (casi 11) fuimos a una cita médica de rutina, y desde el primer segundo que la doctora comenzó a hacer la ecografía, supe que algo no estaba bien. Luego de una pequeña evaluación, ella nos explicó que, efectivamente, el corazón de nuestro bebito se había detenido.
Aún tengo la imagen de la pantalla grabada en mi memoria, su cuerpito estaba comenzando a tomar forma con sus diminutas extremidades, pero su corazoncito ya no latía.
En ese momento nos derrumbamos en la clínica y comenzamos a llorar. Teníamos la mente llena de preguntas, cuestionamientos a Dios, dolor, y tristeza. Al llegar a casa, mi esposo me tomó de las manos, me sentó en la cama y comenzó a orar… él dijo: “Señor, te entregamos a nuestro hijo en tus manos. Gracias por el tiempo que nos permitiste vivir esto, Él ya no nos pertenece, Él es tuyo".
Desde ese momento, esa nube negra que parecía estar encima nuestro, se disipó.
Esto ya no era algo que debíamos cargar solos, ni a lo que deberíamos aferrarnos para siempre, ahora era Dios quien nos sostenía, junto con las personas que nos estaban rodeando en oración.
Hubo muchas cosas que sucedieron después en las que Dios obró de manera sobrenatural, pero creo que no me alcanzarían las palabras para expresar todo lo que vivimos, así que intentaré avanzar y ser lo más breve posible.
Con mucha oración y buscando consejos de otras mujeres que habían pasado por esto, decidimos no tener intervención médica (cómo una cirugía o legrado), y pasar por el proceso físico de manera natural. Gracias a Dios no padecía de ninguna complicación o riesgo, y mi médico obstetra me autorizó a llevarlo de esa forma.
Pasaron varios días hasta que finalmente mi cuerpo comenzó a dilatar y empecé con el trabajo de parto. Yo ya estaba de 12 semanas, mi médico obstetra me explicó que, a esas alturas, las contracciones y el trabajo de parto son como un parto a término, es decir equivalente a un parto de 38 a 40 semanas. Fue muy duro física, emocional y espiritualmente, pero tanto en mi casa, como de mi boca y de la de mi esposo, no dejaba de brotar alabanza y gratitud.
De la misma forma que Dios estaba trabajando en mi cuerpo para atravesar el dolor, así también Él estaba trabajando en mi espíritu.
Tal vez sientas que estás caminando en el medio del desierto, pero hoy quiero recordarte que cuando leemos la Palabra de Dios, podemos ver que en el desierto Dios obró grandes milagros, transformó corazones, y por sobre todas las cosas, Dios jamás abandonó a sus hijos. El desierto no es tu destino final, Dios te atraerá hacia el manantial de vida que traerá refrigero a tu alma, tu cuerpo y espíritu.
Escrituras
Acerca de este Plan
Por medio de este devocional, quiero compartirte mi testimonio, y lo que Dios nos ha enseñado durante el proceso que nos tocó vivir en la pérdida de nuestro primer embarazo. Es mi anhelo, que puedas hallar sanidad, paz y esperanza en Cristo. Pero por sobre todas las cosas, que puedas elevar alabanza, gratitud y adoración a Dios, aún en medio del dolor.
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Nos gustaría agradecer a Ministerio "Palta toda la vida" por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/maitysantiago