EL CONOCIMIENTO para una vida de intimidad con DiosMuestra

“Jesús... dijo: “Padre... te he dado a conocer a los que me diste... les he transmitido el mensaje... Mi oración... es por los que me has dado, porque te pertenecen... Durante el tiempo que estuve aquí, los protegí...los cuidé para que ni uno solo se perdiera... Te pido... que los protejas del maligno... y que todos sean uno, así como tú y yo somos uno... Oh Padre justo... Yo te he dado a conocer a ellos y seguiré haciéndolo...” (Juan 17:1-26 NTV).

Jesús menciona siete veces que sus discípulos le han sido confiados por el Padre (versículos 2, 6 (dos veces), 9, 11, 12 y 24). Jesús no se consideraba el dueño de sus discípulos, aunque los estimaba como sus hermanos e hijos: “Jesús no se avergüenza de llamarlos sus hermanos... También dijo: “..yo y los hijos que Dios me dio" (Hebreos 2:11-13 NTV). La casa, la familia y los hijos no nos pertenecen. ¡Pastores, la iglesia no es nuestra! Solo somos administradores de los tesoros de Dios. De ahí la gran responsabilidad de cuidar lo que nos ha sido confiado: “El Padre de ustedes... no quiere que ninguno de estos pequeños se pierda..." (Mateo 18:14 BLS).“Esta es la voluntad del Padre... que de todo lo que me diere, no pierda yo nada...” (Juan 6:39). ¿Cumplió el Señor la voluntad de su Padre? Claro que sí: “No he perdido a ninguno de los que me confiaste” (Juan 18:9 LPD). ¿Podemos decir lo mismo? ¡Claro que no! ¿Por qué vivimos resignados a la idea de que el diablo nos robe? ¿Acaso el Señor está pidiendo algo más allá de nuestras posibilidades? Claro que no. Se pierden matrimonios, hijos, familias, empresas e iglesias porque no los protegemos de la manera que Jesús lo hizo. ¡Basta con la idea de aceptar las pérdidas! No es la voluntad de Dios que un padre pierda a un hijo, ni que un matrimonio se destruya. No es cuestión de suerte ni de que cruzar los dedos; tenemos que seguir el ejemplo de Jesús. En su oración nos dio las claves para no perder nada de lo que Dios nos ha confiado.