EL CONOCIMIENTO para una vida de intimidad con DiosMuestra

Jesús oró fervientemente por sus discípulos. Jesús intercedía por sus discípulos cuando estaba en la tierra y sigue haciéndolo ahora que está en el cielo: “Jesús... sigue... intercediendo en favor de ellos” (Hebreos 7:25 BL 95). Presta atención a la expresión “Jesús sigue”, lo que significa que su ministerio de intercesión no comenzó en los cielos sino en la tierra. “Cuando Cristo vivió en la tierra... oró llorando y suplicando a gritos, y Dios respondió a sus oraciones...” (Hebreos 5:7 PDT). La Biblia afirma que Jesús pasó noches enteras en vigilia y oración intercediendo con gritos y lágrimas. La pregunta que nos cabe es: ¿lo hizo en favor de sí mismo? No, porque nunca hizo un milagro en beneficio propio. En el huerto dijo: “¿No sabes que podría pedirle a mi Padre que me enviara doce mil ángeles y me los enviaría al instante?” (Mateo 26:53 NT BAD). Considera además que Jesús no tenía pecado para confesar ni error que lamentar, tampoco incredulidad para dominar o falta de amor para superar. Entonces, ¿por qué oraba tanto y tan intensamente? Jesús no buscaba alguna cosa de Dios pues lo tenía todo, incluso dijo que su Padre siempre lo escuchaba (Juan 11:42). No existía un interés personal en sus tiempos de oración, sino el deseo profundo de disfrutar de la comunión con el Padre e interceder por aquellos a quienes Él le había confiado.