EL CONOCIMIENTO para una vida de intimidad con DiosMuestra

Jesús hizo que sus discípulos conocieran a Dios: “Mientras estaba con ellos yo los mantenía unidos a tu persona” (Juan 17:12 NBE). Jesús empujó a sus discípulos a tener una estrecha relación con el Padre. Les enseñó la importancia de orar y no desmayar. No solo eso, sino que oró por y con ellos en su propio lugar secreto de oración. Jesús dijo: “Padre... te he dado a conocer a los que me diste... y seguiré haciéndolo” (Juan 17:6 y 26 NTV). La prioridad de Jesús fue que sus discípulos aprendieran a depender de Dios. Si nuestros hijos naturales y espirituales desarrollan una relación de amor y amistad creciente con Dios, jamás se perderán. No hemos sido enviados simplemente a educarlos para que tengan una profesión o adquieran conocimientos acerca de Dios, sino a hacerlos discípulos de Jesús, sujetos al Espíritu Santo, con una vida de dependencia permanente al Señor.

La responsabilidad de los padres es que sus hijos conozcan a Dios. Sin embargo, no parece ser la prioridad para muchos. Es muy fácil darse cuenta. No los llevan al templo ni los estimulan a la práctica de las disciplinas espirituales. Son los primeros en poner trabas cuando la iglesia programa actividades conforme a sus edades. A la hora de disciplinarlos, muchos padres prohíben a sus hijos participar de las reuniones de la iglesia, pero jamás hemos visto que les prohibieran ir al colegio. Al tiempo de planificar las vacaciones los padres demuestran su máxima despreocupación en cuanto a la vida espiritual de la familia. Les importa nada que sus vacaciones coincidan con actividades relevantes para sus hijos. Algunos padres consideran un gasto innecesario incluir en el presupuesto mensual el costo de un campamento, retiro, brigada o congreso. Sin embargo no tienen miramientos a la hora de endeudarse para proveerles el último y más caro celular o zapatillas de marca. Esos mismos padres son los que a la postre entristecidos se preguntan por qué sus hijos se han vuelto rebeldes y están lejos de Dios. El problema es que nunca los estimularon a que buscaran a Dios y jamás tomaron en cuenta los consejos de sus líderes en relación a este tema. Es lamentable, pero lo único que parece interesarles es que sus hijos estudien. Por supuesto que está bien que lo hagan, pero nunca a expensas de una vida espiritual raquítica. Una carrera profesional, un ‘nombre’ de prestigio y ni siquiera una vida religiosa alcanzarán para que se salven. Algunas experiencias sobrenaturales no alcanzan, tampoco vivir en una atmósfera de milagros. Lo único que garantizará que no se pierdan es que vivan unidos a Dios por medio de la comunión diaria, y eso se aprende de la mano de padres que aman y temen al Señor.