El perdón de Dios te llega, pero tú decides el camino a seguir

Otra historia que solo aparece en el libro de Juan es la del paralítico de Betesda. Este hombre estaba enfermo por 38 años y tenía su esperanza fundamentada en una tradición de un ángel que bajaba a ese estanque y movía las aguas; evidentemente, mucha gente se aferraba a esa historia porque había muchos enfermos en ese lugar.

No sabemos y la Biblia no nos explica por qué Jesús lo miró a él, pero la historia bíblica nos dice que solo a este hombre se le acercó y lo sanó. Alguien mayor a aquella tradición estaba a sus pies y él no lo sabía, no lo reconoció. Nadie se había acercado a ese hombre, pero ahora, porque estaba infringiendo la ley del sábado, sí se acercaron a él, pero él no sabía quién le había devuelto la salud después de esos 38 años de esclavitud.

Lo bueno fue el encuentro con Jesús; una vez más, Jesús lo encontró. ¿Cuántas veces te ha buscado para ofrecerte su perdón, pero no lo reconoces? Este hombre lo conoció hasta que le dijo “no vuelvas a pecar”. El texto no nos dice si él decidió seguir a Jesús a partir de ese momento, no lo sabemos, pero quiero hacer énfasis en todas las veces que Dios nos busca de diferentes formas y no lo identificamos.

Sin embargo, este pasaje es una clara invitación a recibir su perdón que se muestra en la sanidad de este hombre y la invitación a cambiar el camino que llevábamos.