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Vive la Gran Comisión

Jesús enseñó a sus discípulos a orar por la venida del reino del Padre. Deseaba que se hiciera la voluntad de Dios en la Tierra como en el Cielo. El Padre nuestro también incluye una petición de liberación. Dios es nuestro Rescatador. Es nuestro Salvador. Él puede ayudarnos cuando somos tentados y cuando viene el mal. Jesús sabía que los discípulos necesitarían ser fieles a las enseñanzas que había compartido con ellos.

Después de su crucifixión, sepultura y resurrección, Jesús pasó un tiempo con los discípulos. Luego ascendió al cielo. Pero antes de partir, ordenó a sus seguidores que hicieran discípulos en todas las naciones, enseñándoles lo que Él mismo les había enseñado.

Esta Gran Comisión de Mateo 28:18-20 es una de las últimas cosas que Jesús dijo en la Tierra. Las palabras que más recordamos son las que alguien dice en sus últimos días. Son las palabras que se dicen cuando una persona expresa sus sentimientos más profundos, lo que desea que perdure y cómo quiere que la recuerden. Con la Gran Comisión, Jesús mostró su gran deseo de que el mensaje que había predicado se extendiera por todo el mundo. El fundamento de este mandamiento es el gran amor de Dios.

En Juan 21:15-17, Jesús pregunta a Pedro: «¿Me amas?». Pedro responde: «Sí, Señor; tú sabes que te amo». Jesús pregunta tres veces, y Pedro responde tres veces. Jesús también le dice: «Apacienta mis corderos... Cuida de mis ovejas». A veces nos preguntamos cómo podemos demostrar a Dios que le amamos. Una forma de hacerlo es haciendo discípulos. La Gran Comisión debe ser amada, apoyada y defendida por todos los que aman lo que Jesús ama.

Todos podemos hacer discípulos si conocemos el amor de Dios, porque es su amor el que nos lleva a amar a los demás (1 Juan 4:19). Redescubre el amor que solo procede de Dios. Observa el amor mostrado en la cruz del Calvario. En Juan 10:11, Jesús proclamó: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas». Jesús es nuestro Buen Pastor. Cuando te sientas amado y pastoreado por Él, podrás tomar ese mensaje a todas las naciones. Puedes participar en la realización del Reino de Dios. Puedes orar para que se haga la voluntad de Dios en la Tierra como en el Cielo.