¿Para Qué Fui Hecho?Muestra

¿Cuándo fue la última vez que te enfadaste tanto que hiciste algo de lo que te arrepentiste? Sea cual fuera el motivo, es importante recordar que el enojo no está mal. Estar disgustado, sentirse herido o expresar rabia, ¡forma parte de ser humano! El problema surge cuando reaccionamos con ira y dejamos que eso nos motive a tomar decisiones que pueden no ser las mejores. Cuando hacemos eso, no solo le hacemos daño a los demás; nos hacemos daño a nosotros mismos. Ninguno de nosotros está hecho para eso. La buena noticia es que Dios nos da una respuesta: el perdón. No cualquier perdón, sino el mismo perdón que Dios nos ha dado a través de Jesús. Este tipo de perdón nos insta a hacer otra cosa con nuestra ira real. Nos llama a reemplazarla por el perdón que no merecemos pero que hemos recibido de todos modos. Cuando vivimos en la realidad de que somos perdonados así, podemos extender genuinamente ese perdón a los demás.

¿En qué parte de tu vida te estás aferrando a la ira? ¿Cómo podría ser para ti dar un paso hacia el perdón en ese lugar?